Sociedades comparadas - Jared Diamond

Sociedades comparadas

Jared Diamond

Para Mariasilvia Ciola y Madi Gandolfo, con admiración y gratitud.

Prefacio
Mi viaje desde la vesícula al ser humano, pasando por las aves

Compadezcámonos de todos esos pobres científicos sociales. Compadezcámonosde los antropólogos, psicólogos clínicos, economistas, historiadores,geógrafos humanos, politólogos y sociólogos. No saben utilizar losrigurosos métodos de los experimentos de laboratorio controlados queofrecen respuestas concluyentes al manipular una muestra (por ejemplo,vertiendo una sustancia en un tubo de ensayo) y dejar intacta otra,idéntica a la anterior, para que actúe como muestra de control.

Los experimentos de manipulación controlada son el sello distintivo de laverdadera ciencia, por lo menos según los científicos que los realizan(tales como químicos y biólogos moleculares), quienes consideran que sulabor es «ciencia dura» y desdeñan las investigaciones de las cienciassociales tachándolas de «ciencia blanda». En su opinión, debido a lasuperioridad de sus métodos, los científicos que trabajan en laboratoriosexperimentales han logrado responder a las preguntas más complejas queplantean sus disciplinas, entre ellas problemas de importanciatrascendental como el conocimiento de la estructura hiperfina del átomo demolibdeno o la identificación de la función del aminoácido 137 de la enzimabetagalactosidasa. Entretanto, los científicos sociales ni siquiera hanlogrado resolver cuestiones a todas luces tan fundamentales como por quéunos países son ricos y otros pobres. Bastaría con que esos científicosadoptaran métodos experimentales rigurosos para que avanzaran con muchamayor rapidez.

Pensemos, por ejemplo, en una cuestión de gran interés para ustedes loseuropeos: ¿por qué el sur de Italia es crónicamente más pobre que el nortedel país? ¿Por razones geográficas? ¿Se debe, por ejemplo, a que el nortetiene suelos más fértiles y a que geográficamente está más cerca de paíseseuropeos ricos y avanzados desde el punto de vista tecnológico comoAlemania y Francia? ¿O se debe más bien al legado histórico de ciertasinstituciones sociales, como, por ejemplo, la huella que en el sur dejaronel dominio normando y el borbónico, y la constante influencia perniciosa dela Mafia, la Camorra y la ’Ndrangheta?

A continuación presento una humilde propuesta para responder a estaspreguntas relativas a Italia. Dejemos que visite el planeta Tierra unpoderoso ser de la nebulosa de Andrómeda, en cuyas universidades haaprendido los rigurosos métodos científicos que se basan en el trabajoexperimental de laboratorio. Ese visitante extraterrestre, enterado de ladificultad que entraña comprender las diferencias entre el norte y el surde Italia, idearía protocolos experimentales para resolver el problema. Conel fin de evaluar la importancia de los factores geográficos, esparciríatodos los años en Sicilia fértiles materiales aluviales del valle del Po,retiraría la isla de su desafortunada situación actual, junto al sur deItalia, para trasladarla frente a la costa de la próspera ciudad norteña deGénova. Con objeto de evaluar la importancia del legado histórico de lasinstituciones sociales, utilizaría una máquina del tiempo que le permitiríaerradicar los dominios normando y borbónico de la Italia meridional yrebobinar la cinta de la historia; después mataría a todos los sospechososde pertenecer a la Mafia que hubiera en el sudeste de Italia (pero no en elsudoeste) y llevaría al nordeste (pero no al noroeste) a cien mil mafiososcon fondos ilimitados y órdenes de propagar la corrupción y la extorsión.El noroeste de Italia, no manipulado, serviría de zona de control para elnordeste, que sí estaría manipulado; la misma función ejercería elsudoeste, que tampoco se habría manipulado, respecto al sudeste, y el surcontinental del país serviría de zona de control para la desplazadaSicilia. Al cabo de cuarenta años, el científico de Andrómeda regresaríapara comparar la riqueza de Sicilia con la del sur continental de Italia;la riqueza del nordeste, infestado experimentalmente de mafiosos, con ladel noroeste, no manipulado y libre de la Mafia; y la riqueza de la Italiameridional, purgada de mafiosos de manera experimental, con la zona decontrol del sudoeste, no manipulada y asolada por la Mafia. De este modo,el visitante de Andrómeda conseguiría sin duda datos tan concluyentesacerca del origen de las diferencias de riqueza entre el sur y el norte deItalia como las obtenidas por los biólogos moleculares respecto alaminoácido 137 de la enzima beta-galactosidasa.

Por desgracia, mi humilde propuesta sería inmoral, ilegal e inviable. Enlas ciencias sociales, muchos otros experimentos potencialmente decisivosson asimismo inmorales, ilegales e inviables. ¿Significa esto que debemosabandonar toda esperanza de progreso en las ciencias sociales?

Por supuesto que no. La ciencia progresa no solo mediante los experimentosde laboratorio controlados que tanto admiran los químicos y biólogosmoleculares. Disponemos de otros métodos para obtener conocimientos fiablessobre el mundo real. Lo que define la ciencia es ese objetivo y todos esosmétodos, no tan solo los experimentos de laboratorio controlados.

Así lo aprendí a los veintiséis años, cuando mi afición infantil deobservar a los pájaros comenzó a convertirse en la seria actividadcientífica de la ornitología, el estudio científico de las aves. Entre losveintiuno y los veinticinco había cursado una licenciatura en fisiología,una ciencia basada en experimentos de laboratorio. Mis profesores me habíanenseñado a resolver cuestiones fisiológicas mediante experimentos delaboratorio concebidos a la perfección. Por ejemplo, ¿acaso un ión comúnllamado potasio influye en el flujo de sodio —un pariente cercano suyo,asimismo común— que sale de la vesícula? Y, de ser así, ¿en qué medida?Según me enseñaron mis profesores, para responder a esa pregunta debíasumergir alternativamente una vesícula en una solución con potasio y enotra que no lo contuviera, a fin de medir el sodio que salía de la vesículay calcular la proporción de esa sustancia que se perdía en presencia oausencia del potasio. De este modo, utilizando cada una de las vesículasexperimentales como su propio elemento de control, determiné de manerainequívoca y cuantitativa que el potasio propicia una pérdida de sodio dealrededor del 30 por ciento.

Cuando más tarde viajé a Nueva Guinea para estudiar las aves, me sorprendíplanteándome preguntas de sintaxis similares. Por ejemplo, ¿acaso un avecomún de Nueva Guinea llamada petroica dorsiverde influye en la abundanciade una pariente suya asimismo común, la petroica ojiblanca? Y, de ser así,¿en qué medida? En teoría, podría haber respondido en un periquete a lapregunta exterminando de un lugar determinado a la población de la primeraespecie y midiendo después el cambio producido (si hubiera alguno) en elnúmero de ejemplares de la segunda, ahora libre de la competencia de supariente. Por desgracia, ese experimento decisivo habría sido tan inmoral,ilegal e inviable como el desplazamiento de Sicilia y los asesinatos otraslados de mafiosos que habría propuesto el visitante de Andrómeda. Habíaque buscar otro método para responder a mi pregunta ornitológica.

En el caso de las aves, decidí sustituir los experimentos de manipulacióncontrolada por un método alternativo de uso generalizado en las cienciassociales: el experimento natural. Es decir, en lugar de provocar de formaexperimental la ausencia de petroicas dorsiverdes, comparé muchas montañasde Nueva Guinea y observé que algunas resultaban por naturaleza favorablesa la presencia de esas aves y otras no lo eran. Descubrí que la poblaciónde petroicas ojiblancas era un 30 por ciento más abundante en las montañassin petroicas dorsiverdes que en aquellas habitadas por estas, ya que enlas primeras podían expandirse hasta altitudes donde en las otras montañassolían vivir las petroicas dorsiverdes. Evidentemente, los experimentosnaturales, al igual que los de manipulación, presentan sus dificultades.Por ejemplo, en el caso de las petroicas dorsiverdes se necesitaron másobservaciones para determinar que la ausencia natural de ojiblancas era enrealidad la causa de la mayor abundancia de las primeras, y no solo unelemento relacionado con dicha causa.

Los experimentos naturales suelen utilizarse en las ciencias sociales paraabordar cuestiones distintas de la abundancia de las petroicas dorsiverdesen Nueva Guinea. En algunos casos, la historia crea un experimento naturalcasi tan perfecto como un experimento controlado consistente en lainmersión de una vesícula en dos soluciones, una con potasio y otra sin él;así ocurre cuando un país unido se divide de manera ordenada, mediante unafrontera geográfica arbitraria, en dos mitades que a partir de ese momentodesarrollan gobiernos e instituciones muy distintos. Entre los ejemplosfigura Alemania, que en 1945 dejó de ser un solo país para dar lugar aAlemania Occidental y Alemania Oriental, cuyos respectivos gobiernos einstituciones crearon entre 1945 y 1990 incentivos económicos diferentes;de ahí el distinto grado de riqueza de ambas cuando este experimentohistórico natural llegó bruscamente a su fin con la caída del muro deBerlín, en 1989. Aunque en el caso de las mitades de Alemania solocomparamos dos entidades, la interpretación de la comparación esinequívoca, ya que antes de 1945 la Alemania del Este y la del Oeste eransimilares en cuanto al gobierno, las instituciones y otros aspectos. Lasdiferencias de riqueza observadas entre ambas en 1990 eran en su inmensamayoría resultado de una única causa: los diferentes gobiernos que habíantenido entre 1945 y 1990.

En otros casos, las entidades comparadas difieren en muchos aspectos, nosolo en una única variable dominante. Por ejemplo, para determinar lainfluencia de la latitud en la riqueza nacional no podemos limitarnos acomparar un país de latitud baja (por ejemplo, Zambia) con otro de latitudalta (como los Países Bajos), ya que presentarán otras muchas diferencias.No obstante, la comparación de decenas de países de distintas latitudesdemuestra que en general los situados en latitudes altas y zonas templadasson dos veces más ricos que los tropicales de latitudes bajas.

En el presente librito explicaré en siete capítulos qué puede averiguarsesobre las grandes cuestiones de las ciencias sociales mediante el método deexperimentación natural ornitológico. En el capítulo 1 se aborda unacuestión de interés académico para los economistas y de gran interéspráctico para todos los habitantes del planeta Tierra: por qué unos paísesson ricos y otros pobres. Los experimentos naturales indican que larespuesta depende en parte de la geografía: las comparaciones entre paísesde todo el mundo demuestran que, a igualdad del resto de factores, no sololos países tropicales cercanos al ecuador son más pobres que los de laszonas templadas, sino también que los que carecen de salida al mar son máspobres que los que tienen costa y ríos navegables.

En el capítulo 2 se examina cómo las instituciones contribuyen también aesas diferencias de riqueza entre las naciones. Países con buenasinstituciones, como gobiernos honrados y formas de imponer el cumplimientode leyes y contratos, suelen ser más ricos que aquellos donde el gobiernoes corrupto y no se respetan contratos ni leyes. Con todo, las propiasinstituciones son producto de la geografía, de una larga historia y de«accidentes» históricos como la división de Alemania.

El capítulo 3 se centra en un único país: China, en la actualidad el máspoblado del mundo y el de crecimiento económico más rápido. En pocaspáginas resumo todos los datos relevantes sobre China: geografía,población, lenguas, agricultura, prehistoria, historia y situación actual.Con solo echar un vistazo a los mapas de China y Europa y compararlos,surge un interesante experimento natural. Se observa de inmediato queEuropa tiene islas grandes (como Gran Bretaña e Irlanda), penínsulasgrandes (como Italia y Grecia), cadenas montañosas que la cortantransversalmente (como los Alpes y los Pirineos) y ríos que fluyen hacialos cuatro puntos cardinales como si fueran los radios de una rueda debicicleta (caso del Rin y el Danubio), en tanto que China no tiene nada deeso. Analizaré de qué manera esas diferencias geográficas entre China yEuropa pueden haber contribuido a ocasionar las diferencias históricasentre ambas regiones.

En el capítulo 4 me pregunto qué podemos averiguar comparando las crisispersonales con las nacionales y comparando entre sí las crisis dediferentes naciones. Japón, el Reino Unido, Alemania, Chile y otros paíseshan sufrido crisis provocadas por razones externas, internas o ambas, y lashan resuelto con distintos grados de éxito.

Uno de los capítulos más personales del libro es el 5, donde se comparanlas reacciones ante el peligro individual entre ciudadanos de estadoscontemporáneos como Estados Unidos o Italia, con las de mis amigos de NuevaGuinea. De estos he aprendido mucho acerca de cómo afrontar los peligros dela vida cotidiana adoptando una actitud que denomino «paranoiaconstructiva». Espero que gracias a este capítulo los lectores aprendan apensar con mayor claridad a la hora de reconocer peligros triviales comoresbalar en la ducha, y a pensar menos en terroristas y accidentes aéreos.

El otro capítulo que se centra en nosotros como individuos, no comointegrantes de naciones, es el 6. Los experimentos naturales tienen muchoque enseñarnos sobre el mantenimiento de la salud y sobre cómo vivir muchosaños, hasta una edad avanzada, con una buena calidad de vida. En concreto,hay buenas razones para explicar por qué entre los neo guineanos y otrospueblos que viven de forma tradicional casi no se producen muertes pordiabetes, enfermedades coronarias y accidentes cerebrovasculares, causasprincipales de fallecimiento entre los europeos y los estadounidensesactuales. Trágicos experimentos naturales muestran hoy en día la rapidezcon que los neo guineanos y otros pueblos tradicionales comienzan a sufriresas enfermedades al adoptar la forma de vida occidental, y cómo podemosutilizar esa información para reducir nuestro propio riesgo de morir dedichas dolencias.

Por último, este librito sobre temas importantes finaliza con un capítulodedicado al más importante de todos: los problemas de la humanidad actual.En él ofrezco mis propias opiniones sobre los que considero los tresgrandes problemas del mundo. Estos siete capítulos ponen de manifiesto lofascinantes, difíciles e importantes que son las ciencias sociales. Confíoen que estas cuestiones les parezcan tan esclarecedoras y relevantes parasu vida y el futuro de sus países como me lo parecen a mí.

El libro debe su inspiración a la estimulante compañía de colegas yestudiantes de la Universidad LUISS Guido Carli de Roma, que me acogiódurante el mes de marzo de 2014. Los capítulos nacieron como conferenciasque preparé para sus alumnos y profesores. Tengo una especial deuda degratitud con Mariasilvia Ciola y Madi Gandolfo, dos maravillosas italianasque, con gran esfuerzo, organizaron mi estancia. Gracias a ellas y a loscolegas y alumnos de LUISS se cumplió un sueño que acariciaba desde hacíamuchos años: estar en Italia y oír y hablar únicamente, día tras día, suhermosa lengua.

Capítulo 1
Por qué unos países son ricos y otros pobres: el papel de la geografía

Supongamos que fuera usted a conocer a una persona a quien no ha vistojamás. Le gustaría saber lo máximo posible sobre ella. Pero solo se lepermite formularle dos preguntas y esa persona puede responder a cada unacon solo una palabra. ¿Con qué dos preguntas, que puedan responderse conuna única palabra, obtendrá la mayor cantidad de información posible sobrealguien?

Muchos dirán que las dos preguntas susceptibles de contestarse con una solapalabra que aportarían más información son: ¿dónde nació usted? ¿En quéaño?

Por lo que respecta a la fecha de nacimiento, supongamos que un italianocontesta que nació en 1920, en 1940, en 1950 o en 1990. Esto nos permitiráconjeturar muchas cosas sobre cómo ha sido su vida. Un italiano nacido en1920 se crió durante la dictadura. Es probable que uno nacido en 1940sufriera los bombardeos y combates, así como las dificultades de los añosde la posguerra. Un italiano de 1950 no vivió los años más penosos de laposguerra, pero sí los de las Brigadas Rojas. Uno nacido en 1990 soloconoce por los libros la dictadura, los bombardeos y combates, los años dela posguerra y las Brigadas Rojas. Así pues, bastará con que un natural deItalia nos diga su fecha de nacimiento para que sepamos mucho sobre suexperiencia vital.

En cuanto a la respuesta a « ¿Dónde nació?», supongamos que la persona aquien acabamos de conocer contesta que nació en Italia, Haití, EstadosUnidos, Ruanda, Irak o Corea del Sur. Eso nos aportará inmediatamente muchainformación respecto a su probable forma de vida. Por ejemplo, los europeosy los estadounidenses vamos al trabajo en coche o en metro. Vivimos encasas unifamiliares o en pisos que alguien ha construido para nosotros.Comemos lo que otros han producido y lo compramos en mercados. Llevamosropa confeccionada por terceros. Disponemos de atención médica, incluida ladental, y disfrutamos de entretenimientos de masas como la televisión y elcine.

Sin embargo, muchas personas de otras partes del mundo no hacen todo lo quehacemos los europeos o los estadounidenses, por la sencilla razón de quehan tenido la desgracia de nacer en Haití o en Ruanda. En el mundo hayhaitianos, ruandeses y otros miles de millones de personas que, siendo taninteligentes y trabajadoras como los europeos y los estadounidenses,carecen de un empleo remunerado. Cuando lo tienen, van a trabajar a pie, noen coche o en metro. Ellos mismos se construyen sus casas o chozas.Producen sus propios alimentos y se confeccionan su ropa, y a veces nisiquiera tienen ropa que ponerse. Carecen de atención sanitaria y dental.Tampoco cuentan con entretenimientos de masas como la televisión y el cine.

Todas estas diferencias entre europeos y haitianos ponen de manifiesto queel lugar donde por azar nacemos tiene una enorme influencia en nuestravida.

Los diferentes grados de riqueza nacional constituyen un elemento clave dela geografía regional del mundo. ¿Por qué unos países son ricos y otrospobres? En los más ricos, como Noruega, Italia y Estados Unidos, la rentaper cápita anual llega a ser cuatrocientas veces superior a la de los máspobres, como Burundi y Yemen. Los diferentes grados de riqueza nacional noson solo un interesante problema académico. También tienen importantesrepercusiones políticas. Si supiéramos responder de forma adecuada a esapregunta, quizá los países pobres podrían aprovechar las respuestas paraaprender a hacerse ricos, y los ricos para idear programas de ayuda máseficaces destinados a los países pobres.

Les contaré una experiencia personal acerca de las diferencias de riquezanacional que me dejó huella. Hace unos diez años pasé unos días en losPaíses Bajos. Después realicé un largo viaje en avión para pasar otrospocos días en Zambia. Si un visitante extraterrestre viera los Países Bajospor primera vez, diría: « ¡Qué país más desgraciado! ¡Solo tienedesventajas! ¡Qué pobre debe de ser!». Descubriría que en los Países Bajoslos inviernos son largos y los veranos cortos, de manera que losagricultores solo pueden recoger una cosecha al año. El país carece derecursos minerales importantes. Como el terreno es bajo y llano, no disponede embalses que generen energía eléctrica, por lo que ha de importarpetróleo y carbón. Además, tiene la desgracia de compartir frontera conAlemania, un país mucho mayor, que en 1940, cuando contaba con un ejércitopotente, invadió a su vecino, causando grandes estragos. Un tercio del paísse halla por debajo del nivel del mar y corre el riesgo de quedar anegadopor el océano. Por tanto, sería comprensible que el visitanteextraterrestre creyera que los Países Bajos es una nación muy pobre.

A continuación viajé a Zambia, un país de África meridional. Puede que elvisitante extraterrestre hubiera oído decir en el espacio exterior que lospaíses africanos suelen ser pobres. Así pues, le impresionarían lasventajas de que disfruta Zambia en comparación con la mayoría de los otrospaíses africanos, e incluso con los Países Bajos. A diferencia de Europa yEstados Unidos, no necesita comprar petróleo, gas natural ni carbón paraproducir energía: todos sus recursos energéticos proceden de los enormesembalses situados en el río Zambeze, que generan tanta electricidad que elpaís la exporta a sus vecinos. A diferencia de lo que ocurre en los PaísesBajos, en Zambia abundan los minerales, sobre todo el cobre. Como tiene unclima cálido, los agricultores recogen varias cosechas al año, no solo unacomo en los Países Bajos. Al contrario que la mayoría de los paísesafricanos, Zambia es pacífico, estable y democrático, sus tribus no estánenfrentadas y nunca ha sufrido una contienda civil ni una guerra con susvecinos. A diferencia de los Países Bajos, nunca ha sido invadida por unvecino. En el país se celebran elecciones libres y los zambianos son unpueblo afable y trabajador que valora la educación.

Les ruego ahora que intenten adivinar cuál es la renta per cápita media deZambia. ¿Les parece que es mayor, menor o igual que la de los Países Bajos?Si creen que la de los Países Bajos supera a la de Zambia, ¿dirían que es400 veces, 10 veces o 1,5 veces mayor?

La respuesta es: ¡la renta media de los Países Bajos es cien veces mayorque la de Zambia! En el primer país la renta media es de unos 22.000 eurosal año, mientras que en el segundo es solo de 220. Esta diferencia leresultaría increíble a nuestro visitante extraterrestre. ¿Por qué, a pesarde todas las ventajas de Zambia y las desventajas de los Países Bajos, elsegundo es mucho más rico que el primero?

Este ejemplo ilustra el problema general de por qué unos países son ricos yotros pobres. La respuesta tiene que ver con dos conjuntos de factores: losgeográficos y los institucionales. En este capítulo me ocuparé de losprimeros, pero eso no significa que no tenga en cuenta la relevancia de lossegundos. Simplemente, este capítulo se centra en los geográficos, no enlos institucionales, cuyo análisis dejo para el capítulo siguiente.

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Uno de los factores geográficos más importantes es la latitud. En general,los países situados en zonas templadas son considerablemente más ricos quelos tropicales. Hasta los de este último grupo que cuentan coninstituciones honradas, como Costa Rica, son más pobres que países europeoscon instituciones no tan honradas, como Bulgaria.

Es interesante que la influencia de la latitud en la riqueza se observeincluso dentro de ciertos países con una amplia gama de latitudes de nortea sur. Por ejemplo, el noroeste de Estados Unidos, con estados como NuevaYork y Ohio, situados en zonas templadas, es mucho más rico que las áreasdel sudeste, más cálidas y tropicales, como Mississippi y Alabama. Ladiferencia de riqueza entre el nordeste y el sudeste de Estados Unidos eratodavía más acusada en el pasado. Del mismo modo, la zona rica de Brasil esla templada, la más alejada del ecuador, en torno a las prósperas ciudadesmeridionales de Río de Janeiro y São Paulo. (Brasil se encuentra al sur delecuador, y Estados Unidos al norte; por eso la zona templada de este últimopaís es la septentrional, mientras que en Brasil lo es la meridional.) Laregión más pobre de Brasil es la tropical del norte cercana al ecuador.Dicho de otro modo, la influencia de la latitud en la riqueza queda patenteno solo al comparar países, sino también en el interior de países queposeen la suficiente extensión de norte a sur. En consecuencia, cabríapreguntarse si la geografía, además de las instituciones, ayuda a explicarpor qué el norte de Italia es más rico que el sur.

Las principales razones de la pobreza de los países tropicales encomparación con los templados son dos: su menor productividad agrícola ysus mayores problemas sanitarios.

Empecemos por la productividad agrícola. Cabría suponer que, por diversasrazones, las zonas tropicales habrían de tener mejores cosechas que lastempladas. Una de esas razones es que en las zonas tropicales el períodovegetativo de los cultivos dura todo un año, no solo medio año como enItalia o un par de meses como en Suecia y Canadá. Otra razón para esperarmejores cosechas en los trópicos es que las temperaturas son cálidas todoel año, suele haber luz solar de sobra y las lluvias y la disponibilidad deagua acostumbran a ser considerablemente mayores que en las regionestempladas. Por ejemplo, un índice anual de precipitaciones de 1.000 mm seconsidera bueno en Italia, pero en Nueva Guinea no hay ninguna región conprecipitaciones tan escasas. En todo el país dicho índice se sitúa porencima de 2.000 mm, supera los 5.000 en aproximadamente la mitad delterritorio y los 10.000 en las zonas más húmedas.

Pese a que estas razones justificarían la esperanza de que los trópicoscontaran con excelentes cosechas, los campesinos de esas zonas saben, parasu pesar, que no es así. Cuando contemplan magníficas zonas agrícolas deItalia como las del valle del Po, sienten asombro y envidia.

Dos razones explican que en las zonas tropicales, en contra de lo quecabría esperar, las cosechas sean reducidas. Una es la escasa fertilidad yprofundidad de los suelos. En Europa, Estados Unidos y otras regionestempladas, los agricultores están acostumbrados a suelos profundos yfértiles. Esto se debe en parte a que los glaciares recorrieron de norte asur la mayoría del territorio estadounidense y europeo, para despuésretirarse de sur a norte, un mínimo de veintidós veces durante lasglaciaciones de los últimos millones de años. Al avanzar y retroceder, losglaciares machacaban las rocas subyacentes y generaban suelos profundos conuna renovada provisión de nutrientes. Por el contrario, las cálidas zonastropicales nunca tuvieron glaciaciones, por lo que carecen de suelosjóvenes y profundos que se regeneren de manera constante.

Pasemos a otro problema de los suelos tropicales. Cuando caminamos por unbosque templado como los de Italia y Estados Unidos, solemos ver en elsuelo multitud de hojas muertas y ramas. Es decir, hay mucha materiaorgánica caída, que al descomponerse poco a poco devuelve nutrientes a latierra a lo largo de mucho tiempo. En cambio, en los trópicos las hojas yramas caídas, así como otros restos de materia orgánica que se desprenden,no tardan en desmenuzarse a causa de las elevadas temperaturas. Debido alcalor, microorganismos y animales diminutos descomponen las hojas caídas.Más tarde las intensas lluvias tropicales arrastran esos nutrientes a losríos y después al océano.

Estos son los dos motivos por los que los suelos tropicales suelen sersuperficiales y estériles.

La segunda razón de la escasez de las cosechas en los trópicos estriba enque, como es bien sabido, estos cuentan con muchas más especies que laszonas templadas. No solo hay multitud de variedades de aves para hacer lasdelicias de los aficionados a la ornitología que visitan Brasil, sinotambién muchísimas más especies de agentes patógenos, insectos y moho, queinfestan y dañan las cosechas y terminan por destruir gran parte de ellas.

Estos son los dos conjuntos principales de razones por las que, en contrade lo que cabría esperar, las cosechas son menores en las regionestropicales que en las templadas. Por eso los principales exportadoresagrícolas del mundo —Estados Unidos, Canadá, Rusia, los Países Bajos,Argentina, Sudáfrica, entre otros— se encuentran en su mayoría en zonastempladas. Solo Brasil, que en cualquier caso cuenta con una extensa regióntemplada además de una amplia zona tropical, es un importante exportadoragrícola de las latitudes tropicales.

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Por tanto, la baja productividad agrícola es uno de los dos grandes motivosde la tendencia a la pobreza de los países tropicales. El otro gran motivotiene que ver con deficiencias sanitarias. Acabo de afirmar que lostrópicos poseen más especies que las zonas templadas, como las aves quehacen las delicias de los aficionados a la ornitología. Pero esa granvariedad tropical también incluye especies patógenas como parásitos,lombrices, insectos y gérmenes. Los encargados de sanidad suelen decir enbroma que la mejor medida sanitaria del mundo son los fríos inviernos delas zonas templadas. El frío del invierno acaba con los parásitos ygérmenes, que en consecuencia tienen que volver a crecer en primavera. Porel contrario, en los trópicos los parásitos y gérmenes proliferan durantetodo el año.

Esto no quiere decir que las zonas templadas sean lugares totalmentesaludables. Como sabrá cualquiera que conozca la historia de Europa, en elpasado sus habitantes morían de enfermedades infecciosas. En general, lasenfermedades de las zonas templadas, y las que a lo largo de la historiahan afectado a los europeos, solían ser de carácter epidémico y sepropagaban debido al hacinamiento, como la viruela y el sarampión. Sinembargo, la mayoría de esas afecciones epidémicas propias de poblacionesdensas solo se contraen una vez en la vida, por lo común en la infancia. Side niño tenemos la suerte de sobrevivir a la viruela y el sarampión,seremos inmunes a ellas durante toda la vida y no volveremos a contraerlas.Por el contrario, las enfermedades tropicales suelen ser recurrentes y noproporcionan inmunidad de por vida si se sobrevive a un episodio, de maneraque pueden padecerse una y otra vez. En la historia de Italia, por ejemplo,la enfermedad tropical recurrente más habitual ha sido la malaria.

Los europeos que hayan visitado los trópicos habrán conocido de oídas osufrido la acción de parásitos crónicos como helmintos, protozoos y otrosorganismos patógenos que afectan a los habitantes de los climas tropicales.Por poner solo un ejemplo: en todo momento el indonesio medio es portadorde unos seis tipos de parásitos. Después del sida, la malaria es, pornúmero de casos y de muertes que ocasiona, la enfermedad infecciosa másimportante del mundo. Debido a las parasitosis, a la malaria y ahora alsida, la esperanza de vida media en Zambia es solo de cuarenta y un años.

Naturalmente, es una enorme tragedia vivir en zonas tropicales donde unapersona está expuesta a parásitos y enfermedades y es probable que muera alos cuarenta y un años. Pero un frío economista también diría que lasenfermedades tropicales son perjudiciales para la economía por variasrazones. Una es la escasa esperanza de vida que ocasionan, lo cual implicauna vida productiva media igualmente breve de directivos y trabajadorescualificados. Pongamos el ejemplo de un ingeniero formado en Zambia: entorno a los treinta años se encontraría totalmente preparado paracontribuir a la economía de su país, pero solo podría hacerlo durante onceaños, ya que, según el promedio de vida en Zambia, moriría con cuarentauno. En Europa, donde la esperanza de vida se sitúa en torno a los setentay siete años, ese ingeniero podría contribuir a la economía de su paísdurante un mínimo de treinta años hasta que se retirara, o durante cuarentao cincuenta si se le permite trabajar más allá de la edad de jubilación.

La segunda razón por la que las enfermedades tropicales son perjudicialespara la economía es que, además de una elevada mortalidad, causan una altamorbilidad. Es decir, aunque la malaria no mate, produce debilidad ymalestar, que incapacitan para trabajar gran parte del tiempo. De ahí quelos afortunados zambianos que a los cuarenta y dos años siguen con vidatrabajen menos días al año que los europeos, ya que enferman confrecuencia.

Otro motivo por el que las enfermedades tropicales resultan perjudicialespara la economía es que descompensan el perfil de edad de la población. Unpromedio de vida corto junto con tasas de mortalidad elevadas comporta lanecesidad de tener muchos hijos para compensar el hecho de que es posibleque muchos de ellos mueran pronto. En consecuencia, la proporción entre elnúmero de trabajadores y el de habitantes no productivos es baja; es decir,hay pocos adultos productivos y muchos niños, no productivos, lo cualsignifica una renta media per cápita baja en el conjunto de la población.

Finalmente, otra desventaja económica derivada de los problemas sanitariosen las zonas tropicales es que en general las mujeres pasan mucho tiempoembarazadas o dando el pecho, pues traen al mundo a un número de niñossuficiente para que algunos sobrevivan y no mueran de enfermedadestropicales. Sin embargo, a las mujeres embarazadas y lactantes les cuestaseguir trabajando.

Estas razones explican por qué las enfermedades tropicales no sonúnicamente una tragedia humana. Junto a la escasa productividad agrícola delos trópicos, constituyen el principal motivo por el que los paísestropicales suelen ser más pobres que ricos.

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Con todo, las desventajas de los países tropicales no son el único factorgeográfico que ayuda a explicar por qué unos países son ricos y otrospobres. Otro factor geográfico que suele causar pobreza es la falta desalida al mar. Es algo de lo que los italianos no tienen que preocuparse:como Italia es una península larga y estrecha, cualquier punto de su mapaqueda a una distancia relativamente corta de la costa. Incluso en la partemás ancha del país, la septentrional, la mayoría de las casas se hallan auna distancia reducida de algún afluente de un río navegable: el Po. Delmismo modo, a franceses y españoles tampoco tiene que preocuparles muchovivir en zonas sin acceso al mar, pues ambos países poseen costas y ríosnavegables. Tampoco los estadounidenses debemos preocuparnos mucho de viviren lugares sin acceso al mar, porque contamos con largas costas y un enormerío navegable, el Mississippi, cuyos afluentes bañan una amplia extensióndel continente norteamericano.

Pero no ocurre lo mismo en otros muchos países del mundo, que no tienencosta ni se encuentran cerca de vías fluviales navegables. Entre esospobres países sin salida al mar figuran Bolivia en Sudamérica; Moldavia enEuropa; Laos, Afganistán, Nepal y Uzbekistán en Asia; y Zambia, laRepública Centroafricana y otras naciones en África. ¿Qué ventajas presentaestar en la costa o junto a un río navegable? La respuesta es sencilla:resulta mucho más barato transportar mercancías por mar que por carretera opor vía aérea. En promedio, el transporte marítimo es siete veces másbarato por kilo que el terrestre. En consecuencia, Bolivia es el segundopaís más pobre de Sudamérica: se convirtió en el único sin salida al mardel subcontinente en 1884, al perder la franja costera en una desastrosaguerra con Chile. Moldavia, igualmente sin acceso al mar, se cuenta entrelos países más pobres de Europa. Ningún continente tiene tantos países sinsalida al mar como el africano: de los cuarenta y ocho del Áfricacontinental, quince, entre ellos Zambia, carecen de costa. No solo muchospaíses africanos carecen de costa, sino que además el único río de todo elcontinente cuyo curso navegable abarca una gran distancia es el Nilo. EnÁfrica, la maldición de la falta de acceso al mar, junto con su ubicacióntropical, explica en gran medida por qué en la actualidad es el continentemás pobre.

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La penúltima razón geográfica que se encuentra en la base de la riqueza ola pobreza de las naciones es una paradoja llamada «maldición de losrecursos naturales». Algunos países tienen la suerte de contar con valiososrecursos naturales como oro u otros minerales, petróleo y árbolestropicales que producen excelente madera noble. Nigeria, por ejemplo,disfruta de esos recursos, en tanto que Italia tiene la evidente desgraciade no estar repleta de oro, de petróleo ni de árboles tropicales de maderanoble. Naturalmente, al principio los economistas pensaron que sus análisisdemostrarían que países con abundantes recursos naturales como Nigeriatendrían que ser mucho más ricos que países pobres en esos recursos comoItalia.

Pero resulta que es al revés. Paradójicamente, los países ricos en recursosnaturales suelen ser pobres. En concreto, basar las exportaciones de unpaís y su mercado de divisas en los recursos naturales es perjudicial parala economía. Estados Unidos sí tiene minerales valiosos y petróleo, pero haescapado de la pobreza porque dichos recursos naturales solo representanuna pequeña parte de su sector exportador: dependemos más de la industria yla agricultura.

En consecuencia, los economistas tienen que explicar una paradoja. Cabríaesperar que los países con abundantes recursos naturales fueran ricos. Sinembargo, suelen ser pobres. De ahí que los economistas hablen de la«maldición» de los recursos naturales.

Se han identificado varios factores que explican por qué los recursosnaturales suelen ser una maldición en vez de una suerte. Uno de ellos esque normalmente no se distribuyen de manera uniforme dentro de los países,sino que se concentran en ciertas zonas. Está claro que esa situaciónincentiva el estallido de guerras civiles y la aparición de movimientossecesionistas. La parte del país que dispone del recurso natural o bienquiere separarse del resto y quedarse con todos los beneficios, o bien nose separa pero se queja de que una porción excesiva de los beneficios sedistribuya en otras zonas. Esta es la razón que subyace en el caráctercrónico de los movimientos secesionistas que surgen en las regiones ricasen minerales del Congo oriental.

Otra de las razones que explican la maldición de los recursos naturales esque estos suelen generar corrupción. Cuando hay un producto fácil deesconder en el bolsillo, en un contenedor de transporte, en un oleoducto ogaseoducto, o dondequiera que sea fácil controlar el acceso a él, se invitaa la corrupción. Quienquiera que se lo guarde en el bolsillo, o quecontrole los contenedores o el oleoducto, se quedará con el dinero o bienpodrá cobrar sobornos a las empresas mineras o petroleras para que accedana las minas o los campos petrolíferos. Los diamantes y el oro son losrecursos naturales más fáciles de transportar o de esconder en el bolsillo,y también es muy fácil controlar el acceso a las minas y explotacionesdonde se encuentran. Por eso los países ricos en diamantes y oro suelentener un especial problema de corrupción.

Otra de las razones que explican la paradoja de los recursos naturales esque la gran cantidad de dinero que se gana con ellos suele incrementar elsueldo de quienes trabajan en ese sector. También suele llevar al aumentode los precios, ya que esos trabajadores, como tienen un buen salario,pueden pagar precios elevados. Sin embargo, esos salarios y preciosabultados dificultan que otros sectores económicos compitan con loscentrados en los recursos naturales y que prosperen.

Otro motivo por el que los países que ganan mucho dinero con los recursosnaturales suelen ser pobres es que normalmente se olvidan de que algún díase quedarán sin ellos y tendrán que acabar desarrollando otros sectoreseconómicos. Esperan que los diamantes y el petróleo sean eternos, nodesarrollan otros sectores ni invierten en educación. De ahí que vuelvan aencontrarse en la pobreza cuando se agota el dinero de los recursosnaturales.

Todos sabemos de países que, siendo ricos en recursos naturales, soneconómicamente pobres. Entre ellos figuran Nigeria y Angola, que tienenmucho petróleo; el Congo, rico en minerales; Sierra Leona, rica endiamantes; y Bolivia, rica en plata. Muchos países pueden considerarseafortunados por no tener ni diamantes ni petróleo y por no sufrir losproblemas que estos ocasionan.

Pero ya hemos visto que una ubicación tropical no es una maldición fatal.Algunos países tropicales han diagnosticado los problemas derivados de susituación geográfica y han aprovechado ese conocimiento para solucionarlos.Del mismo modo, otros que sufren la maldición de los recursos naturales hanutilizado ese conocimiento para encontrar la forma de escapar a ella. Unbuen ejemplo es Noruega, que tuvo la desgracia de descubrir enormesreservas de petróleo en sus aguas jurisdiccionales del mar del Norte. Elgobierno noruego es uno de los menos corruptos del mundo. Noruega consideraque los ingresos petroleros pertenecen a todos sus ciudadanos, no solo alas pocas comunidades situadas en la costa del mar del Norte, y losinvierte en un fondo fiduciario a largo plazo.

Del mismo modo Botsuana, uno de los países más pobres de África al accedera la independencia en 1966, tuvo la desgracia de descubrir diamantes. Peroproclamó que la totalidad de los ingresos que reportara ese productopertenecían a todos los botsuanos, no solo a los pocos que viven en la zonadonde están las minas. Botsuana ha invertido asimismo los ingresosgenerados por los diamantes en un fondo de desarrollo a largo plazo. Otroejemplo, en este caso sudamericano, es Trinidad y Tobago, que tuvo ladesgracia de encontrar petróleo, pero que ha invertido los ingresos de suexplotación en educación y desarrollo.

En resumen, aunque los recursos naturales sean una maldición, esta no tienepor qué ser fatal.

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Queda por considerar otra razón geográfica que explica la riqueza o pobrezade los países. No es cierto que las sociedades tiendan a ser más ricas conel paso del tiempo. Lamentablemente hay muchas que con el tiempo se hanvuelto más pobres, y muchas que se han derrumbado. Entre los ejemplosconocidos de sociedades del pasado que se empobrecieron y al final sedesmoronaron está el de la isla de Groenlandia. Los vikingos noruegos lacolonizaron en el 984 d.C., pero unos quinientos años después habíandesaparecido de la isla. También están los reinos mayas de México yGuatemala, en su día las civilizaciones indígenas más avanzadas del NuevoMundo, que sin embargo se derrumbaron en torno al año 800; y el Imperiojemer de la actual Camboya, con Angkor como centro neurálgico, que, aunquellegó a ser el más poderoso del Sudeste Asiático, entró en decadencia acomienzos del siglo XV.

Resulta que, cuando sociedades ricas del pasado cayeron en la pobreza y sedesmoronaron, por lo general hubo problemas medioambientales y demográficosque contribuyeron a esa situación. Por ejemplo, los vikingos de Groenlandiatuvieron problemas con la destrucción del suelo y un clima cada vez másfrío; los mayas con la deforestación, la erosión del suelo y lasuperpoblación; y los jemeres con la gestión del agua, la deforestación yel cambio climático.

Deberíamos tener presente la lección de que los problemas medioambientalesy la superpoblación normalmente han ocasionado pobreza y derrumbes desociedades en el pasado. En nuestro mundo globalizado, cuando los países seempobrecen y se vienen abajo, en general acaban creando problemas que lesafectan no solo a ellos, sino también a otros países. Pensemos en la listade los que en las últimas décadas han causado problemas a terceros, bienpor convertirse en emisores de emigrantes o terroristas, bien por elasesinato de muchos de sus propios ciudadanos, bien por haber dado motivospara la intervención de tropas de Estados Unidos o de la Unión Europea.Entre esos países problemáticos figuran Somalia, Afganistán, Ruanda,Burundi, Nepal, Haití, Madagascar y Pakistán. Todos ellos se encuentran enentornos ecológicamente frágiles o muy dañados por la acción humana. Variosestán superpoblados.

En el pasado, cuando Groenlandia, los reinos mayas y el Imperio jemer sevinieron abajo, los efectos de su derrumbe no llegaron muy lejos. Pero enel mundo globalizado actual, cuando se desmorona un país, aunque esté en elcentro de África o de Asia, es probable que su derrumbe tenga consecuenciasen el resto del mundo.

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Nuestro análisis de los factores geográficos que contribuyen a la riqueza yla pobreza de las naciones nos lleva a una conclusión práctica: que cuandolos donantes extranjeros, como los países de la Unión Europea y EstadosUnidos, quieran ayudar a los países más pobres del mundo, deberían invertirno solo en la creación de instituciones, sino también en sanidad,planificación familiar y protección del medio ambiente. Hoy en día la ayudaexterior no es simplemente, como lo era en el pasado, un acto degenerosidad desinteresada y un noble gesto de caridad por parte de losdonantes extranjeros. En la actualidad la ayuda exterior es un acto deautoayuda para los propios donantes extranjeros. En el mundo globalizado,los países más pobres pueden causar multitud de problemas a los ricos alconvertirse en emisores de imparables oleadas de inmigrantes ilegales,nuevas enfermedades, terroristas y situaciones que invitan a unaintervención militar. A la larga, a Estados Unidos y otros países delprimer mundo les resultará más barato y eficaz ayudar a los países máspobres a solucionar sus problemas económicos que enfrentarse eternamente acuestiones tan complejas e irresolubles como la inmigración, lasenfermedades y el terrorismo.

Capítulo 2
El papel de las instituciones en la riqueza y la pobreza de lasnaciones

Uno de los problemas capitales de la economía es el relativo a la riqueza ypobreza de las naciones. Unos países son mucho más ricos que otros. Porejemplo, Italia y Estados Unidos son mucho más ricos que Etiopía y México.¿Por qué? En el capítulo anterior he analizado el papel de la geografía,que proporciona parte de la respuesta. En este analizaré la otra parte, querecibe más atención de los economistas que la geografía.

La respuesta habitual de los economistas tiene que ver con lasinstituciones humanas. No cabe duda de que algunas son especialmenteeficaces a la hora de motivar a los ciudadanos a producir, con lo quefomentan la riqueza nacional. Otras se caracterizan por su especialeficacia para desincentivar la producción; de ahí que fomenten la pobrezanacional.

Los ejemplos más convincentes citados por los economistas para defender laimportancia de las instituciones apuntan a países adyacentes y con entornosmuy similares que, después de constituir una sola nación, han pasado aformar entidades separadas, con instituciones muy distintas y, enconsecuencia, con niveles de riqueza muy diferentes. Esos casos ponen demanifiesto la influencia de las instituciones en la riqueza, aun cuando lasdiferencias geográficas son escasas o casi inexistentes. Los tres casos máscitados son: la riqueza de Corea del Sur, que disfruta de un nivel de vidapropio del primer mundo, frente al retraso extremo de Corea del Norte; lariqueza de la antigua Alemania Occidental frente al menor nivel económicode la antigua Alemania Oriental, que se mantiene hoy en día, veintiséisaños después de la caída del muro de Berlín; y el contraste, en la islacaribeña de La Española, entre Haití, al oeste, el país más pobre delhemisferio occidental, y la República Dominicana, al este, que, sin ser enmodo alguno un país rico, sí está en vías de desarrollo, con una riquezaque supera alrededor de seis veces la de su vecino.

No cabe duda de que esos ejemplos constituyen una demostración fehacientede que las diferencias institucionales pueden ocasionar grandesdisparidades de renta nacional, incluso cuando prácticamente no haydiferencias geográficas. Extrapolando este resultado, los economistasconcluyen que las instituciones son los principales factores a la hora deexplicar por qué unos países son ricos y otros pobres. (En el capítulo 1 yahe explicado la relevancia de los factores geográficos.) En concreto,hablan de las que ellos denominan «buenas instituciones», expresión con quealuden a instituciones económicas, sociales y políticas que motivan a losindividuos a producir, contribuyendo al incremento de la riqueza nacional.

Entre los factores que propician las llamadas buenas instituciones, loseconomistas identifican un mínimo de doce, que a continuación mencionaré,sin intentar colocarlos por orden de importancia. No debe interpretarse quelos primeros que cito sean más importantes que los últimos.

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  1. Un ejemplo evidente de factor que propicia las buenas instituciones esla ausencia de corrupción, sobre todo la gubernamental. Una persona sesentirá mucho más motivada para esforzarse si puede confiar en disfrutar delos resultados de su esfuerzo que si hay una gran probabilidad de quecargos públicos o empresas corruptos los reduzcan o le priven de ellos.
  2. Otro factor íntimamente relacionado con la ausencia de corrupción es laprotección de los derechos de propiedad privada frente a la confiscaciónpor parte del Estado y el robo cometido por particulares. Una vez más, ¿porqué vamos a esforzarnos si el gobierno tiene leyes que le permitenconfiscar el fruto de nuestro trabajo o si hay agentes privados que puedenrobárnoslo?
  3. En términos más generales, se puede mencionar el Estado de derecho,relacionado con los dos factores anteriores. Si hay leyes que determinan loque debe ocurrir y tales leyes se aplican, entonces sabemos qué hacer y quéno hacer para acumular riqueza.
  4. Un ejemplo concreto del Estado de derecho es el cumplimiento de loscontratos, tanto públicos como privados. Si firmamos un contrato con elgobierno o con un particular y tenemos la confianza de que las autoridadesnos permitirán imponer su ejecución aunque la otra parte pretendaincumplirlo, podremos continuar trabajando con la seguridad de quetendremos la posibilidad de beneficiarnos de nuestro esfuerzo.
  5. Hay un conjunto de factores relacionados en cierta forma con los cuatroanteriores: el compuesto por los incentivos y las oportunidades parainvertir el capital financiero. No basta con saber que no será confiscado,que no se perderá debido a la corrupción y que se cumplirán las leyes y loscontratos. Si el capital solo puede guardarse debajo del colchón y no hayoportunidades para invertirlo, de poco servirá, aparte de para realizarcompras. Por el contrario, si puede invertirse para que aumente y produzcamás capital, esto supone un incentivo añadido para el esfuerzo. De ahí quelos países con mercados de valores, de capital de riesgo e inmobiliariosque ofrecen la posibilidad de incrementar el capital invertido proporcionena los ciudadanos la motivación para trabajar.
  6. Estos cinco conjuntos de factores que influyen en la calidad de lasinstituciones están relacionados entre sí. Otro factor, que puedeconsiderarse parte del Estado de derecho, es un bajo índice de asesinatos.En un país cuyos ciudadanos sienten en todo momento que su integridadfísica está en peligro y que corren el riesgo de ser asesinados, hay quededicar toda la energía a mantenerse con vida. Esa es la prioridadprincipal. Esforzarse e invertir el capital tiene que ser secundario cuandoni siquiera se está seguro de poder conservar la vida. Por ejemplo, elíndice de asesinatos es bajo en Noruega, que por esa y otras razones es elpaís más rico del mundo. En cambio, en Honduras el riesgo de morirasesinado es elevado, que por esa y otras razones es un país pobre.
  7. Otro conjunto de factores incide en lo que se denomina «eficacia delgobierno». No basta con que este cuente sobre el papel con leyes virtuosas,sino que además debe ser eficaz a la hora de aplicarlas, de concebirpolíticas que fomenten el crecimiento nacional y de formar y promocionar afuncionarios bien cualificados.
  8. Los siguientes cuatro factores se centrarán en las institucioneseconómicas. A los economistas les gusta subrayar la importancia decontrolar la inflación. Si cabe esperar que la divisa nacional tengaprácticamente el mismo valor dentro de varios años, tiene sentido adoptaruna estrategia económica a largo plazo. Pero si hay una inflacióngalopante, como la de Alemania en 1923, y como la argentina en laactualidad, ¿por qué trabajar para ganar un dinero cuyo valor se reduciráal cabo de pocas semanas o incluso de pocas horas?
  9. Los economistas recalcan asimismo la importancia de que el capital fluyasin trabas, tanto dentro de un país como entre diversos países. Lasbarreras al flujo de capitales, aunque puedan ser necesarias a corto plazopara proteger una economía que se encuentra en sus primeras fases decrecimiento, a la larga son perjudiciales porque impiden que la economíacompita con otras economías eficaces.
  10. Del mismo modo, los economistas subrayan la importancia de que noexistan barreras comerciales. A largo plazo, estas barreras perjudican a laeconomía al permitir el mantenimiento de industrias ineficientes, que nohan de competir con otras más eficientes de terceros países.
  11. En relación con los factores mencionados sobre el flujo de bienes y decapitales, los economistas recalcan asimismo el acceso al cambio dedivisas. Ciudadanos e industrias tienen una motivación mayor para producircuando pueden convertir la moneda nacional en otras monedas, y comprar portanto productos extranjeros, que cuando se topan con barreras a laconversión de divisas. ¿Por qué un norcoreano habría de trabajar másvoluntariamente si solo podrá utilizar su salario para comprar los escasosproductos norcoreanos y no los muchos que hay en Corea del Sur?
  12. Por último, otro factor en el que los economistas hacen hincapié alhablar de la calidad de las instituciones es la inversión educativa encapital humano. Si un país tiene un buen sistema educativo, la mayoría desus ciudadanos podrá obtener una formación que les permita acceder a buenospuestos de trabajo. Por su parte, el gobierno desarrollará así el potencialeconómico de todos los ciudadanos, no solo de los pocos que puedanconseguir una formación.

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No cabe duda de que estos factores conducentes a unas buenas institucionesque señalan los economistas explican en gran medida por qué unos países sonricos y otros pobres. Países como Noruega, con buenas instituciones, suelenser ricos. Países con malas instituciones, como Nigeria, suelen ser pobres.Es decir, es indudable que las instituciones explican en parte la riqueza opobreza de las naciones.

Pero muchos economistas van más allá. Apuntan que las buenas institucionesson con diferencia la principal explicación de la riqueza y la pobreza delas naciones. En esta interpretación basan muchos gobiernos yorganizaciones no gubernamentales sus políticas, ayuda exterior, préstamosy donaciones.

Sin embargo, se reconoce cada vez más que esta explicación basada en lasbuenas instituciones es incompleta. No es errónea: no cabe duda de quetiene mucho peso; pero es incompleta.

Esta perspectiva de las buenas instituciones es incompleta en un aspectoimportante: no dice nada acerca de sus orígenes. ¿Por qué unos países lastienen o otros no? Por ejemplo, ¿por qué los Países Bajos han acabadoteniendo instituciones que fomentan el crecimiento nacional de manera máseficaz que las de Zambia? ¿Se debe a un impredecible accidente fortuito quelos Países Bajos, y no Zambia, hayan acabado teniendo buenas instituciones?Si pueden surgir al azar en cualquier sitio, ¿por qué resulta tan difícilextenderlas a países que en la actualidad no las tienen?

Dicho de otro modo, la perspectiva habitual que solo hace hincapié en lasbuenas instituciones confunde lo que podríamos llamar causas inmediatas, ovariables dependientes, con las causas últimas, o variables independientes.Para dejar clara la diferencia que quiero establecer entre las causasinmediatas y las últimas, o entre variables dependientes e independientes,permítanme que les hable de una ruptura matrimonial.

Mi esposa, Marie, es psicóloga clínica. En ocasiones recibe a parejas queacuden porque dicen que su matrimonio corre el riesgo de romperse. Miesposa comienza por pedir a uno de los cónyuges, por ejemplo al marido, queexplique por qué cree que su matrimonio está en peligro. Entonces el hombreexpresa su opinión: « ¡Mi mujer me dio una bofetada! ¡Es un comportamientoterrible en un matrimonio! ¡No quiero seguir casado con una mujer que meabofetea!».

A continuación Marie se vuelve hacia la esposa y le pregunta: « ¿Es ciertoque le dio una bofetada a su marido?». Ella responde: «Sí, es cierto que sela di». Marie le pregunta: «Entonces, ¿esa bofetada es la razón de laruptura de su matrimonio?». La mujer responde: «No, no es la verdaderarazón de nuestra ruptura. Si le abofeteé, fue por buenas razones: mi maridotenía muchas aventuras con otras mujeres. Esas aventuras son la verdaderacausa de la ruptura. No quiero seguir casada con un hombre que no para detener aventuras. La bofetada se debió a eso, y fue la gota que colmó elvaso en nuestro matrimonio. El verdadero motivo para romper son susaventuras». Si la esposa estuviera menos furiosa, o si supiera lógica,podría haberse explicado de esta manera: «La bofetada solo fue la causainmediata de nuestra ruptura, pero la causa última fueron sus líos conotras mujeres».

Marie sabe que no todos los maridos tienen aventuras extraconyugales. Debede haber una razón concreta para que este hombre en concreto se liara conotras mujeres. ¿Cuál era la razón?

Así pues, Marie se vuelve hacia él y le pregunta: « ¿Es cierto que teníausted aventuras con otras mujeres y que por eso le abofeteó su esposa?». Élresponde: «Sí, es cierto que tenía aventuras con otras mujeres». Marie lepregunta: «Pero ¿por qué las tenía?». El marido contesta: «Las tenía porquemi esposa se había vuelto cada vez más fría, no me daba ni amor ni afecto,y tampoco me escuchaba. Soy un hombre normal, que necesita amor, afecto yatención. Por eso tenía aventuras con otras mujeres: para conseguir elamor, el afecto y la atención que cualquier persona desea y merece».

Si el marido hubiera estado menos furioso, o si hubiera sabido lógica,habría contestado: «La bofetada de mi esposa solo fue la causa inmediata denuestra ruptura. En la cadena de causas, mis aventuras no eran más que elantecedente de esa causa inmediata, pero no fueron la causa última de laruptura. La causa última fue la frialdad de mi esposa».

Es posible que en otras sesiones terapéuticas Marie indagara más en lascausas últimas de la frialdad de la esposa, que podrían ser otroscomportamientos del marido o cómo la habían tratado sus padres de niña.Pero no hace falta ahondar más en este ejemplo de terapia matrimonial paradejar claro mi razonamiento. No basta con identificar las causasinmediatas; hay que preguntarse también por las últimas. El terapeutamatrimonial no solucionará la crisis de la pareja considerando que la causade su ruptura es la bofetada. Si las demás circunstancias de los cónyuges yde su relación no cambian, el matrimonio seguirá teniendo problemas aunquela mujer deje de abofetear al marido. Del mismo modo, los economistas nopueden contentarse con decir que Noruega es un país rico porque muy pocosde sus ciudadanos mueren asesinados, en tanto que Nigeria es pobre porqueel número de nigerianos asesinados es muy alto. No cabe esperar que, consolo ordenar a los nigerianos que dejen de matarse entre sí, cesen losasesinatos en el país y este se vuelva rico. Es preciso comprender lascausas últimas por las que los asesinatos, la corrupción, el desprecio alos derechos de propiedad privada, el incumplimiento de los contratos yotros factores asociados a la mala calidad de las instituciones son hechosgeneralizados en Nigeria pero no en Noruega.

Dicho de otro modo, hemos de preguntarnos por el origen de las buenasinstituciones. No podemos contentarnos con aceptar que caen al azar delcielo en unos países pero no en otros. Para comprender esos orígenesdebemos indagar en las profundas raíces históricas de las institucionessociales complejas.

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Con el fin de comprender los orígenes fundamentales de las institucionescomplejas que proporcionan muchas de las explicaciones inmediatassubrayadas por los economistas, debemos retroceder trece mil años en lahistoria humana, hasta el final de la última glaciación. Hace trece milaños todos los seres humanos eran cazadores y recolectores, no agricultoresni pastores. En comparación con sociedades modernas, populosas yorganizadas en estados como las europeas y la estadounidense, loscazadores-recolectores tenían instituciones económicas y socialessencillas. Vivían en entornos con una densidad demográfica relativamentebaja: muchas menos personas por kilómetro cuadrado que en la Europa actual.Generaban pocos excedentes de alimentos que pudieran almacenar para elfuturo, o no los generaban. En general, todos los días cazaban orecolectaban los alimentos que consumirían ese mismo día. Por el contrario,los agricultores y ganaderos de Europa y los europeos que compran laproducción de los primeros disponen de reservas de alimentos que losabastecerán durante muchas semanas o años. La mayoría de loscazadores-recolectores eran nómadas: no vivían en casas ni en ciudades opueblos, sino que trasladaban su campamento a diario o cada pocas semanassiguiendo los movimientos estacionales de la disponibilidad de alimentos.Ninguna sociedad de cazadores-recolectores llegó a tener dinero,monarquías, mercados de valores, impuestos sobre la renta, herramientas decobre o de acero, automóviles ni bombas atómicas.

¿Cómo se desarrollaron todas esas complejas estructuras durante los últimostrece mil años? ¿Cómo creamos depósitos de alimentos, municipios, euros ydólares, reyes y presidentes, mercados de valores e impuestos sobre larenta? Para tener todo eso hay que contar con instituciones complejas. Unasveces las instituciones complejas son buenas; otras, malas. Pero si unasociedad no tiene ninguna no puede tener instituciones complejas buenas quela vuelvan rica.

Los estudios basados en la historia, la arqueología y otras cienciasdemuestran que el desarrollo de instituciones complejas dependió en últimainstancia de la aparición de sociedades sedentarias con una alta densidadde población que contaban con los excedentes alimentarios almacenables queproporcionaba la agricultura. Es decir, la principal causa última delsurgimiento de instituciones complejas es la agricultura, seguida de laaparición de sociedades sedentarias densamente pobladas y provistas deexcedentes alimentarios almacenables, proporcionados por la agricultura.Entre los excedentes almacenados figuraban el grano, las legumbres y elqueso, cuya producción posibilitaban la labranza y el pastoreo. Esosexcedentes pueden utilizarse para alimentar a especialistas no productoresde comida, como reyes, banqueros, estudiantes y profesores. De ahí que laagricultura fuera un requisito imprescindible para la aparición de reyes,burócratas, mercaderes, inventores, gobiernos centralizados, comunidadestribales avanzadas y estados, así como para la aparición de la escritura,de las herramientas metálicas, de la economía de mercado, de la lealtad ala nación —en vez de la lealtad al clan—, de ciudadanos alfabetizados yformados, de universidades y de leyes promovidas por gobiernos. Ningunasociedad de cazadores-recolectores llegó a tener nunca ninguno de esoselementos, los cuales damos por sentados en Europa, Estados Unidos y otrassociedades provistas de Estado.

Sin embargo, si la agricultura fue la causa última de la creación deinstituciones complejas, ¿por qué no se desarrolló en todo el mundo, locual habría posibilitado el surgimiento de esas instituciones en todo elplaneta? ¿Por qué Nigeria no desarrolló una agricultura y unasinstituciones tan productivas como Noruega?

Una vez más, la historia, la arqueología y otras ciencias nos demuestranque la agricultura no se desarrolló de manera uniforme en todo el mundo.Para su desarrollo en una región, esta ha de tener plantas y animalessilvestres susceptibles de ser domesticados. Pero la distribución en elmundo de esa flora y esa fauna era muy desigual. La mayoría de las especiesvegetales y animales no puede domesticarse. No se ha domesticado nunca ni alos robles ni a los osos, porque es imposible. Entre las pocas especiessilvestres que sí se prestaban a la domesticación estaban el trigo, elarroz, el maíz, las legumbres, las patatas y las manzanas. Entre laspoquísimas especies animales que podían domesticarse figuraban la vaca, laoveja, la cabra, el caballo, el cerdo y el perro.

Las especies vegetales y animales domesticables que eran necesarias para eldesarrollo de la agricultura se concentraban en unas pocas regiones delmundo. Curiosamente, escaseaban en aquellas que hoy constituyen los grandesgraneros agrícolas, como el valle del Po, California, las Grandes Llanurasde Estados Unidos, los campos de Francia y Alemania y el cinturón triguerode Australia; se hallaban concentradas en la zona de Oriente Próximodenominada Creciente Fértil, además de en China, México, los Andes y otraspocas regiones del mundo. Resulta que la agricultura solo surgió de maneraindependiente en unos nueve territorios como el Creciente Fértil, que sícontaban con muchas especies vegetales y animales domesticables. En dichosterritorios, la agricultura surgió entre el 9000 a.C. en el CrecienteFértil y alrededor del 2000 a.C. en el este de Estados Unidos. De esaspequeñas zonas se extendió luego a otras partes del mundo. Por ejemplo,desde el Creciente Fértil llegó a los Países Bajos en torno al 5500 a.C. ya Italia alrededor del 5000. No llegó a Zambia hasta aproximadamente lostiempos de Jesucristo.

Pero las economías de mercado, los reyes, los recaudadores de impuestos, laescritura, las herramientas metálicas y los demás avances de lacivilización se desarrollaron primero en esos nueve territorios donde nacióla agricultura o en sus proximidades. En consecuencia, esas nueve zonas,como el Creciente Fértil, y otras a las que la agricultura llegó pronto,como Italia y los Países Bajos, cobraron una enorme ventaja respecto alresto del mundo en el desarrollo de instituciones complejas. No es que losantiguos romanos fueran más inteligentes que los zambianos de laantigüedad, sino que los primeros tuvieron la buena suerte de recibirrápidamente una mayor variedad de plantas y animales silvestresdomesticables.

El resultado de esta historia de la agricultura es que diferentes regionesdel mundo han experimentado durante períodos de extensión muy diversa coninstituciones complejas propias de las sociedades con Estado. En Grecia yChina ha habido presencia estatal desde hace cuatro mil años, en Italiadurante unos tres mil, y solo durante unos treinta en cierta parte de NuevaGuinea.

Con el solo recurso de la ayuda extranjera, es difícil condensar en unaúnica generación los resultados de miles de años de desarrollo. Los PaísesBajos tienen agricultura desde hace siete mil quinientos años; Zambia desdehace solo dos mil. Los Países Bajos tienen escritura desde hace dos milaños; Zambia desde hace solo ciento treinta. En los Países Bajos existe unEstado desde hace quinientos años; en Zambia desde hace cuarenta. La largahistoria de explotación agrícola y de otras instituciones complejasposibilitadas por la agricultura explica que los Países Bajos actuales seanmucho más ricos que Zambia, y que Italia sea mucho más rica que Etiopía.

Hoy en día, los países con una larga historia tanto de explotación agrícolacomo de estados resultantes de la agricultura tienen una renta per cápitamayor que aquellos cuya historia en ese sentido es más corta, incluso sitenemos en cuenta otras variables, como hacen los economistas. Lainfluencia histórica de la agricultura es enorme. Representa alrededor dela mitad de la varianza explicada al comparar las diferencias de renta percápita entre países. Incluso cuando se comparan países cuyas rentas seguíansiendo bajas hasta hace poco, resulta que algunos como Japón, China yMalasia, con una historia estatal más prolongada, han registrado en losúltimos tiempos mayores índices de crecimiento económico que otros comoZambia y Nueva Guinea, cuya historia a ese respecto es más corta. No esmenos cierto que la economía de los países con una historia estatal másprolongada crece con mayor rapidez, a pesar de que algunos de los quetienen una historia más breve a ese respecto son mucho más ricos enrecursos naturales. Es decir, en la actualidad el desarrollo económico delos países con una historia estatal más larga, aun en el caso de queentraran en la modernidad siendo pobres, ha sido mucho más rápido que el deaquellos con una historia estatal corta.

Esta tendencia general queda de relieve en un conjunto de pronósticoserróneos que la mayoría de los economistas realizó hace cincuenta años. Enla década de 1960 Corea del Sur, Ghana y Filipinas eran pobres. Loseconomistas apostaban entre sí sobre cuál de ellos se haría rico y cuálseguiría sumido en la pobreza. La mayoría pensaba que Ghana y Filipinasestaban a punto de enriquecerse y que Corea del Sur continuaría siendopobre. Explicaban su predicción señalando que Ghana y Filipinas eran paísestropicales cálidos donde resultaba fácil cultivar alimentos y abundaban losrecursos naturales. Por el contrario, Corea del Sur era un país frío, conescasos recursos, que no parecía tener nada a su favor.

Evidentemente, la realidad es que hoy en día, sesenta años después, Coreadel Sur ha alcanzado el nivel económico de un país del primer mundo, entanto que Ghana y Filipinas siguen siendo pobres. La explicación es queCorea del Sur linda con China, uno de los primeros lugares del mundo en quese desarrollaron la agricultura, la escritura, las herramientas metálicas yel Estado. Corea no tardó en recibir todo eso de China y en el año 700 yaestaba unida en un solo Estado. De ahí que tenga instituciones complejasdesde hace mucho tiempo. Mientras el espantoso régimen actual de Corea delNorte dilapidaba esa ventaja histórica, Corea del Sur, a pesar de lapobreza que padecía en la década de 1950, cuando se libró de cincuenta añosde ocupación japonesa, contaba con los requisitos institucionalesindispensables para acceder a la riqueza. Solo necesitaba independencia,seguridad militar y ayuda exterior estadounidense para aprovechar susventajas. Corea del Sur no tardó en alcanzar un nivel de vida propio delprimer mundo. Por el contrario, Filipinas no recibió la agricultura deChina hasta el 2000 a.C. y Ghana desarrolló una agricultura de modestaproductividad y prácticamente sin animales domésticos en torno al 3000 a.C.Ghana y Filipinas no tuvieron una escritura propia ni estados fuertes hastala colonización europea de los últimos siglos. En consecuencia, al margende sus recursos naturales, carecían de la historia de institucionescomplejas que permitió a Corea del Sur enriquecerse con rapidez.

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Terminaré mencionando un interesante conjunto de factores institucionalesque influyen en la riqueza y la pobreza de las naciones. Es precisopreguntarse por qué muchos países no europeos que eran los más ricos de susrespectivas regiones antes de ser colonizados por los europeos en losúltimos quinientos años han acabado siendo relativamente pobres. Es decir,esos países han sufrido un «cambio de suerte»: hace quinientos años eranricos y ahora son pobres. ¿A qué se debe ese cambio?

Según una interpretación planteada por los economistas Darán Acemarla,Simon Johnson y James Robinson, ese cambio histórico obedeció a lasdiferentes pautas de la colonización europea. Cuando los europeoscomenzaron a expandirse por el globo hace quinientos años, descubrieronalgunos países templados y salubres para sus asentamientos que carecían dericas sociedades indígenas a las que explotar (lugares como los futurosEstados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda). En su expansión,también encontraron países tropicales cuyas enfermedades endémicas lesimpidieron asentarse en grandes cantidades para explotar la tierra, peroque tenían una densa población indígena con recursos naturales o mano deobra que podía explotarse (como ocurrió en México, Guatemala, Perú,Bolivia, la India e Indonesia). La expansión europea se topó asimismo conpaíses tropicales sin una población indígena numerosa ni recursos queexplotar, y no demasiado insalubres para ellos (como Costa Rica). En lospaíses tropicales con una densa población indígena a la que explotar, loseuropeos no se asentaron en gran número como agricultores o ganaderosindependientes; en esos lugares se asentó un número reducido degobernadores, soldados, sacerdotes y mercaderes que se aprovecharon de lariqueza y la mano de obra de los indígenas. De hecho, en esos países loseuropeos instalaron gobiernos coloniales con instituciones fundamentalmentecorruptas y basadas en la explotación de la población nativa.

Al acceder a la independencia al final de la época colonial, esosterritorios antaño ricos heredaron de sus colonizadores europeos lasinstituciones de gobierno corruptas. Son países que en la actualidad siguendebatiéndose con el peso de la corrupción gubernamental de carácterextractivo. Por el contrario, en aquellos sin una población indígena quepudiera explotarse, los colonos tuvieron que trabajar para ganarse la viday crearon gobiernos basados en instituciones no extractivas querecompensaban el esfuerzo individual.

Un ejemplo claro de este cambio de suerte se observa en Centroamérica,dividida hoy en día en cinco países: Guatemala, El Salvador, Honduras,Nicaragua y Costa Rica. Cuando los españoles llegaron a Centroamérica, lazona más rica y poblada al sur de la actual frontera mexicana era elterritorio que hoy llamamos Guatemala. Los españoles gobernaron toda esazona mediante un capitán general. La base económica del llamado Reino deGuatemala era la extracción de minerales y el trabajo indígena a través deun opresivo gobierno colonial basado en la presencia de soldados ysacerdotes españoles. Por el contrario, Costa Rica, con escasos recursosnaturales y pocos indígenas a los que explotar, solo atrajo a europeosdispuestos a trabajar para sí mismos. Los colonos de Costa Rica crearoninstituciones de corte europeo para gobernarse, porque no había suficientesnativos que utilizar como mano de obra ni demasiados recursos que extraer.

Es decir, hasta hace poco Guatemala era la zona más rica de Centroamérica,y Costa Rica la más pobre. Cuando la región centroamericana se independizóde España, formó una federación, que más tarde se desintegró en los cincopaíses citados al comienzo del párrafo anterior. En la actualidad CostaRica es el territorio más rico de América Central. Su renta per cápitaduplica la de Guatemala y la de sus demás vecinos centroamericanos. Entanto que estos han sufrido dictaduras, Costa Rica es una democracia quefunciona. Abolió su ejército en 1948, y su Iglesia no es represiva. EnCosta Rica, pero no en sus vecinos, la corrupción se castiga. Hace poco,hubo un momento en que ¡cuatro ex presidentes costarricenses estaban en lacárcel por corrupción! Alguien podría decir: « ¿No es terrible que un paístenga cuatro ex presidentes encarcelados por corrupción?». Sí, es terrible,pero peor es tener cuatro que, habiendo sido corruptos, sigan libres, sinque se les haya condenado por corrupción. Los costarricenses resumen suhistoria diciendo: «A Costa Rica la bendijo su pobreza, mientras que anuestros vecinos los maldijo su riqueza». Este es un ejemplo del cambio desuerte que sufrieron algunas regiones colonizadas por los europeos.

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En suma, unos países son mucho más ricos que otros. Las razones sonmúltiples y complejas. Quien insista en dar una respuesta simple a estaimportante cuestión tendrá que buscarse otro lugar del universo para vivir,porque la vida en la Tierra es realmente complicada.

Las razones se encuadran en dos grupos: las geográficas, analizadas en elcapítulo 1, y las relativas al gobierno y las instituciones, comentadas eneste. Pero esos dos grupos de razones no son del todo independientes. Lasbuenas instituciones no caen del cielo, al margen de la geografía, enpaíses que han tenido buena fortuna, sino que tienen su propia historia,que en parte ha dependido de la historia de la agricultura y de susconsecuencias. Entre las repercusiones de la agricultura figura eldesarrollo de instituciones complejas como los estados y los mercados.Evidentemente, dichas instituciones pueden ser buenas o malas: pensemos enlas malas instituciones complejas de la Corea del Norte actual y de laAlemania nazi de hace unas décadas. Sin embargo, hasta que una zona cuentacon instituciones complejas, no le es posible desarrollar las buenasinstituciones que alaban los economistas.

El presente capítulo también nos ha recordado que la riqueza y las buenasinstituciones no están garantizadas para siempre. En los últimos quinientosaños muchos países que en el pasado eran ricos han sufrido cambios desuerte por haber adquirido malas instituciones. Y en consecuencia han caídoen la pobreza. Es una lección que bien haríamos en recordar losestadounidenses, los europeos y otros pueblos.

Capítulo 3
China

China es interesante e importante por diversas razones. Es el país máspoblado del mundo, el tercero con mayor extensión territorial, solo detrásde Rusia y Canadá, y una potencia económica y política en proceso decrecimiento. Es una de las dos cunas de la agricultura y de la civilizaciónmás antigua del mundo, y una de las tres más antiguas respecto a laescritura. Culturalmente es la madre de las demás culturas del este deAsia, incluidas la japonesa, la coreana y las de las zonas continentales einsulares del Sudeste Asiático tropical. En parte también influyó en lacultura del nordeste de la India.

Estas son las razones que explican el interés y la importancia de China. Acontinuación proporcionaré una introducción general sobre el país, desde sugeografía física, su población y sus lenguas hasta su comida, su historia ysu futuro. Naturalmente, para abordar como es debido este asunto haríafalta un capítulo tan largo como un discurso de Fidel Castro, de ocho horasseguidas. Sin embargo, me limitaré a realizar una introducción, omitiendomuchos detalles. Trataré de explicar los datos principales acerca de Chinay de lo que ha ocurrido en el país durante los últimos diez mil años.

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En primer lugar hablaré de su geografía física. China es un país con unagran diversidad geográfica. Posee la meseta más extensa y elevada de latierra —la tibetana—, algunas de las montañas más altas del mundo y dos delos seis ríos más largos del planeta: el Yangtsé y el Amarillo. Susecosistemas son diversos: desde glaciares y desiertos hasta praderas, lagosy selvas tropicales. La zona septentrional es más seca y tiene unapluviosidad más variable que la meridional. Mucho más uniforme es elSudeste Asiático continental, de clima tropical, que es la región situadaal sur de China y comprende, entre otros países, Vietnam y Tailandia: secompone casi en su totalidad de selvas tropicales y bosques estacionales, yno tiene desiertos, glaciares ni montañas elevadas.

Los europeos y los estadounidenses solemos olvidarnos de la ampliaextensión que tiene China de norte a sur. Abarca desde los 53 grados delatitud norte hasta los 22 de latitud sur, que es el mismo intervalo delatitudes que va de Berlín al sur de Libia.

Una interesante diferencia geográfica entre China y Europa es que esta seencuentra mucho más fragmentada que la primera. Los principales ríoseuropeos parten de los Alpes como los radios de una rueda. En cada una deesas grandes cuencas se han desarrollado pueblos, lenguas y culturaspropios: por ejemplo, los italianos en la del Po; los franceses en la delRódano; los alemanes en la del Rin; los húngaros y eslavos en la delDanubio. En cambio, los dos grandes ríos de China discurren en paralelo y,ya desde el comienzo de la historia del país, se comunicaron mediantecanales. China carece de grandes penínsulas, mientras que Europa tienemuchas de gran tamaño, como la itálica, la griega, la ibérica y laescandinava. En todas ellas se desarrollaron pueblos, lenguas y paísesdiversos como Italia, Grecia, España y los países escandinavos. Europatiene dos grandes islas, Gran Bretaña e Irlanda, mientras que China carecede islas de gran tamaño: la extensión de las mayores es equivalente a la deSicilia y Cerdeña. Europa está dividida en grandes bloques terrestres poraltas cordilleras como los Alpes, los Pirineos y, en Italia, los Apeninos.Algunas de esas regiones separadas por cadenas montañosas dieron lugar apueblos, lenguas y países distintos, como Italia y Alemania, separados porlos Alpes; y España y Francia, separados por los Pirineos. Por elcontrario, el grueso de China no está dividido por montañas. Más adelanteanalizaré por qué la fragmentación de Europa y la unidad geográfica deChina han tenido una influencia importante en las diferencias históricasentre ambas.

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Los habitantes de China son asiáticos orientales y desde el punto de vistaantropológico poseen características físicas distintas de los europeos.Tienen el cabello negro y liso y ojos oscuros; no hay rubios ni pelirrojos,y ninguno tiene los ojos azules o verdes. El cabello de la población chinasolo se torna gris o blanco a una edad muy avanzada, mucho más avanzada queen el caso de los europeos. Apenas tienen vello corporal y la barba de losvarones es rala. El rostro es relativamente plano y con pómulos elevados.El rasgo facial más característico son los párpados, que presentan unpliegue llamado epicanto y un depósito de grasa. Es posible que ese plieguey el depósito de grasa de los párpados se desarrollaran para proteger losojos del frío.

Quien haya estado en China o conozca a muchos chinos se habrá percatado delas visibles diferencias existentes entre los del norte y los del sur. Losdel norte, parecidos físicamente a siberianos, mongoles, japoneses ycoreanos, son los que tienen los ojos más característicos. Los del sur sonmás bajos y sus ojos no son tan distintivos. Se parecen a las poblacionesdel Sudeste Asiático tropical, como las de Vietnam, Tailandia, Indonesia yFilipinas. Esto se debe a que sus antepasados procedían de esas zonastropicales.

Los chinos septentrionales y los meridionales también se diferencian por sudentadura. Cuando los europeos se tocan los incisivos con el dedo o lalengua, advierten que la cara interior es convexa; es decir, los dientes securvan un poco hacia fuera. A los chinos del sur les ocurre lo mismo. Encambio, en el caso de los chinos del norte y de otros pueblos del Asiaseptentrional, la cara interna de los incisivos es cóncava, como una pala.Por eso se denominan incisivos en forma de pala. Ustedes mismos podráncomprobarlo si tienen la suficiente amistad con un chino del norte parapedirle que les permita tocarle la cara interna de los dientes.

La mayoría de los habitantes del Sudeste Asiático se parece a los del surde China. Sin embargo, desperdigadas por todo el Sudeste Asiático seencuentran bolsas de población que no se parecen a los chinos, sino a losneo guineanos, ya que tienen la tez oscura y el pelo rizado. Entre ellasfiguran el pueblo semana de Malasia, los habitantes de las islas Andamán ylos veda (wanniyala-aetto) de Sri Lanka. Esos pueblos de tez oscurasimilares al neo guineano diseminados por todo el Sudeste Asiático eran loshabitantes primigenios de la región, de los que proceden los neo guineanosactuales y los aborígenes australianos. Esos habitantes primigenios hansido sustituidos sobre todo por los chinos durante los últimos cinco milaños.

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Comentemos ahora las cinco familias lingüísticas de China y del SudesteAsiático. Entre los asiáticos residentes en Europa podemos encontrarhablantes de todas esas familias.

La principal es la llamada sinotibetana, utilizada por unos mil millones depersonas. Incluye la que con frecuencia europeos y estadounidenses hemosdenominado simplemente lengua china, aunque en realidad se compone de unosocho idiomas diferentes pero afines, de los cuales el principal es elmandarín. A diferencia del italiano y el inglés, por ejemplo, las lenguaschinas son tonales; es decir, el significado de una palabra depende deltono con que se pronuncia. Otras lenguas tonales sinotibetanas son eltibetano y el birmano.

La segunda familia lingüística del Sudeste Asiático más importante es lallamada austroasiática, con sesenta millones de hablantes distribuidos enbolsas dispersas desde Vietnam al noroeste de la India. Las lenguasaustroasiáticas más conocidas son el vietnamita y el camboyano. Al igualque el italiano y el inglés, no son tonales, aunque el vietnamita sí hatomado tonos de la lengua china.

La tercera familia con más hablantes es la taikadai, utilizada porcincuenta millones de personas. La lengua tai-kadai más hablada es eltailandés, idioma de Tailandia. Como el chino, y a diferencia del italianoy el inglés, las tai-kadai son lenguas tonales.

La cuarta familia de las lenguas chinas, más reducida, es la llamadamiao-yao, compuesta únicamente por cinco idiomas. Sus seis millones dehablantes se distribuyen en decenas de diminutas bolsas de poblaciónsituadas entre el sur de China y Tailandia. La lengua de los hmong es lamás conocida en Europa y Estados Unidos, porque fue donde se refugiaronmuchos de sus hablantes después de la guerra de Vietnam.

Por último hay que mencionar la importante familia lingüística austronesia,en que se encuadran el indonesio y las lenguas de Filipinas. No obstante,en el Asia continental solo se habla en las costas de Malasia y Vietnam.

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Pasemos a la comida china: famosa, singular y excelente. La agricultura —esdecir, la domesticación de plantas y animales silvestres para convertirlosen cultivos y animales domésticos— solo surgió de manera independiente enunas pocas partes del mundo. Por ejemplo, a Europa llegó del CrecienteFértil, situado en Oriente Próximo.

China es uno de los pocos lugares del mundo en que la agricultura sí surgióde manera independiente. Y ocurrió casi al mismo tiempo que en el CrecienteFértil. Las primeras plantas y animales que domesticaron los chinos de laantigüedad son casi tan importantes como los domesticados en el CrecienteFértil. En China los primeros cultivos y animales domésticos fueron elarroz, el mijo, el cerdo, el perro y el pollo. Posteriormente sedomesticaron otros animales, en especial el búfalo de agua, el pato, la ocay el gusano de seda. Más tarde también se domesticaron otros valiososcultivos, como la soja y otras legumbres, la naranja y otros cítricos, elté, el albaricoque, el melocotón y la pera.

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Hablemos ahora de la prehistoria china. El ser humano, en un procesoiniciado hace unos seis millones de años, surgió en África a partir de unalínea evolutiva distinta de la del chimpancé. Los fósiles humanos másantiguos hallados en China se descubrieron cerca de Pekín, la capitalactual, motivo por el cual se les llamó «hombre de Pekín», utilizando lapronunciación tradicional europea, no la de Beijing, también utilizada enla actualidad. El hombre de Pekín pertenece a la primitiva especie humanaconocida como Homo erectus.

Se ha debatido si esa antigua población de hombres de Pekín evolucionóhasta el actual pueblo chino, o si fue totalmente sustituida por elHomo sapiens moderno, que partiendo de África, se extendió por elmundo hace unos setenta mil años. Una pista a ese respecto es que losfósiles del hombre de Pekín tienen incisivos en forma de pala, como los delos chinos septentrionales contemporáneos. Esto invita a pensar que elHomo sapiens moderno, al salir de África, se topó en China con losdescendientes del hombre de Pekín, se hibridó con ellos y dio lugar a loschinos actuales. Del mismo modo, en Oriente Próximo el Homo sapiensse hibridó con la especie humana conocida con el nombre de neandertal, biendiferenciada. El resultado es que los italianos, estadounidenses, europeosy asiáticos actuales tienen genes neandertales. Sin embargo, solo loschinos septentrionales, pero no los estadounidenses ni los europeos, tienengenes del hombre de Pekín e incisivos en forma de pala.

Al igual que ocurrió en el Creciente Fértil, el desarrollo de laagricultura en China hace unos diez mil años produjo una explosióndemográfica. Esta condujo a su vez al desarrollo de herramientas metálicas,estados e imperios, y también de la escritura, que habían surgido asimismode forma independiente en el Creciente Fértil. Sin embargo, existe unadiferencia interesante entre la escritura más antigua de China que seconoce y la del Creciente Fértil. La de esta última región consistía enincisiones en arcilla cocida y al parecer se utilizaba para el recuento deovejas, trigo y otros productos agrícolas y ganaderos. Por su parte, laescritura china arcaica se plasmaba mediante incisiones o pintando enhuesos cocidos de animal. Ni las muescas ni la escritura presentes en esoshuesos se empleaban para contar ovejas y trigo, sino para predecir elfuturo.

China se unificó políticamente por primera vez en el año 221 a.C., entiempos del emperador Chin, famoso por los miles de guerreros de terracotadescubiertos no hace mucho, que constituyen una atracción turística. ComoChin consideraba que todo lo ocurrido antes de él carecía de valor, ordenóquemar todos los libros publicados con anterioridad en China. Esto suponeuna desgracia para nuestro conocimiento de la historia del país. Es como siAlejandro Magno, concluyendo que todo lo sucedido antes de su tiempo novalía nada, hubiera ordenado quemar el Antiguo Testamento, la Ilíaday la Odisea y los diálogos de Platón.

Hasta en torno al año 2500 a.C., mientras en China se desarrollaban laagricultura y los imperios, el Sudeste Asiático tropical seguía habitadopor cazadores-recolectores, que probablemente se parecían a los neoguineanos y aborígenes australianos de la actualidad. Sin embargo, a partirde esa fecha los agricultores y ganaderos chinos se extendieron por elSudeste Asiático tropical, donde sustituyeron a la población primigenia,similar a la neo guineana, que quedó confinada en las pequeñas bolsas depoblación que aún encontramos en la región. Es probable que esos hombres decampo chinos llevaran al Sudeste Asiático las lenguas de las que derivanlos idiomas actuales de las familias sinotibetana, austroasiática,tai-kadai y miao-yao.

Hoy en día, en las sociedades del Sudeste Asiático se observa unaimportante influencia de la India. Sus sistemas de escritura derivan delalfabeto indio, y las religiones hindú y budista proceden de la India. Sinembargo, la agricultura, la ganadería y la civilización llegaron al SudesteAsiático por primera vez en torno al 2500 a.C. exclusivamente de la mano deChina. La influencia india no comenzó a alcanzar el Sudeste Asiático hastaalrededor del 500 a.C. Del mismo modo, la agricultura, la ganadería y lacivilización no se desarrollaron de forma independiente en Europa, sino quellegaron desde el Creciente Fértil.

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Por tanto, la agricultura y la ganadería, los imperios, las herramientasmetálicas y la escritura surgieron casi igual de pronto en China y en elCreciente Fértil. La antigua China contaba con grandes ventajas, entreellas ese inicio temprano de la agro ganadería y la civilización, unaamplia variedad de cultivos y animales domésticos, una población regionalmuy numerosa y una pronta unificación del país en forma de imperio. Elresultado de todas esas ventajas fue que, en la Edad Media, se convirtió enel líder tecnológico del mundo. En China surgieron antes que en ningún otrolugar del planeta ciertos desarrollos tecnológicos, entre ellos los canalescon esclusas, el hierro fundido, las minas de gran profundidad, la pólvora,la cometa, la brújula, la imprenta, el papel y los tipos móviles, el timónen la popa de las embarcaciones y la carretilla. Es decir, la Chinamedieval lideró tecnológicamente al mundo.

¿Por qué perdió ese liderazgo? ¿Por qué fueron los europeos, y no loschinos, quienes se expandieron y conquistaron el mundo? De haber conservadosu ventaja, los chinos podrían haber colonizado y conquistado Europa, y lositalianos hablarían mandarín, no italiano. ¿Por qué en Roma se hablaitaliano y no mandarín? Esa es una de las grandes preguntas sin resolver dela historia mundial: ¿por qué la China medieval perdió su liderazgo y nocolonizó el resto del mundo?

Hay numerosas teorías. En mi opinión, una clave importante es lo que lesocurrió en la Edad Media a las flotas de exploración chinas, llamadasflotas del tesoro. Entre 1405 y 1433 el emperador chino ordenó zarpar sieteflotas, al mando del almirante Zheng He. En comparación con las trespequeñas naves en que Cristóbal Colón cruzó el Atlántico, de Europa aAmérica, las chinas eran enormes. Las flotas se componían de cientos deembarcaciones de cien metros de eslora o más, con una tripulación total dehasta veintiocho mil marineros. Cruzaron Indonesia y, siguiendo la costadel Sudeste Asiático hasta la India, atravesaron el Índico hasta el litoraloriental africano. Una vez acometidas siete ambiciosas travesías, parecíaindudable que la siguiente flota lograría doblar el cabo de BuenaEsperanza, bordear la costa occidental de África hacia el norte, descubrirEuropa e iniciar la conquista china de ese continente.

Pero no fue así. Nunca hubo una octava flota. ¿Por qué?

La explicación radica en que la única persona de China que podía dar laorden de que zarparan flotas tan enormes era el emperador. Y susconsejeros, al igual que los de los emperadores y reyes europeos, sepreguntaban si esas costosas expediciones merecían la pena o suponían underroche. En 1433 la facción opuesta al envío de flotas ganó una lucha depoder en la corte china. El emperador nunca mandó zarpar una octava flota.Por el contrario, cerró los astilleros y prohibió que sus naves surcaran elocéano.

De vez en cuando los reyes europeos también tomaron la decisión de dejar degastar dinero en costosas flotas. La diferencia estriba en que Europa teníamuchos reyes, mientras que en China solo había un emperador. Cuando eseúnico emperador decidió no enviar más flotas del tesoro, las exploracionestransoceánicas chinas llegaron a su fin.

Comparemos ahora el fin de las flotas chinas con lo ocurrido en Europa,dividida entre decenas de príncipes, reyes y emperadores capaces de ordenarque zarparan flotas. Al italiano Cristóbal Colón se le ocurrió la idea deintentar llegar a Asia cruzando el Atlántico hacia el oeste en trespequeños naves. Los príncipes italianos le dijeron: «Está loco». Colón sedirigió a continuación al rey de Portugal, que se limitó a reírse. Despuésacudió a un duque español, que le dijo: « ¡Qué idea más absurda!». Acudió aun conde, también español, que gritó: « ¡Qué derroche de buen oro!». En suquinta solicitud, Colón se dirigió a los reyes de España, que al principiole dijeron que no. Pero volvió a insistir. Al séptimo intento de Colón, losreyes de España transigieron y le proporcionaron tres pequeños barcos.Todos sabemos el resultado: con esas tres carabelas, Colón descubrió elNuevo Mundo, regresó y contó su historia. Luego zarparían más buquesespañoles, y posteriormente otros de diversos países europeos. Algunoshallaron oro y plata en el Nuevo Mundo, lo que dio lugar a una oleada deexploradores europeos.

En suma, la fragmentación política de Europa brindó a Colón un ampliosurtido de duques, condes y reyes a quienes pedir ayuda. Incluso después deque cinco príncipes (duques, condes y soberanos) le dijeran que era unidiota, todavía le quedaban monarcas a los que recurrir. Es decir, lafragmentación política de Europa proporcionó a los aspirantes a exploradoro inventor muchas oportunidades de obtener apoyo. Por el contrario, enChina, dada su unificación política, solo había una persona a quien pedirayuda: el emperador. Cuando este decía que sí, el explorador chinoconseguía mucho apoyo. Cuando el primero decía que no, el segundo no teníaalternativa.

Esta es la explicación que más me convence de por qué China no exploró yconquistó el mundo y sí lo hizo Europa. Radica en que China ha estado unidadurante gran parte de los últimos dos mil años en tanto que Europa no haestado unida en toda su historia. Ni siquiera genios militares y políticoscomo Augusto, Carlomagno, Napoleón y Hitler fueron capaces de unificarla.

La razón de que China fuera fácil de unificar y de que en Europa esa laborhaya resultado imposible es geográfica. Las penínsulas, montañas, islas yríos de Europa la han mantenido dividida en múltiples unidades políticas.En China, la ausencia de penínsulas, de islas grandes, de montañascentrales y de ríos que fluyan en sentido radial facilitó la unificación ymantuvo unido el país. En unas ocasiones la unidad es una ventaja; enotras, un inconveniente. Para China, la consecuencia de la unidad ha sidouna historia compuesta de vaivenes. En cambio, en Europa una decena depríncipes, en una decena de países, han promovido decenas o cientos deexperimentos. A lo largo de la historia, en Europa, pero no en China, algúnpaís acaba encontrando un inventor o un explorador que triunfa, y entoncesotros países siguen su ejemplo. La de China es una historia de vaivenes; lade Europa no.

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Para terminar, ¿qué va a pasar con la China actual?

A fin de comprender la importancia de China, es preciso definir algodenominado «impacto nacional». El impacto de un país en el mundo —es decir,el total de lo que produce o de los recursos que consume— es el resultadode dos variables. El impacto nacional es igual al número de habitantes delpaís multiplicado por el índice de consumo o de producción per cápita.

China es el país con la mayor población del mundo. Hoy en día sus índicesde consumo y de producción per cápita son bajos, pero su economía es de lasque más rápido están creciendo entre los países grandes. Si logra alcanzarel mismo nivel de consumo per cápita que los países del primer mundo, sunumerosa población hará que el consumo mundial de petróleo se duplique. Sinembargo, ya estamos compitiendo por el suministro de esa materia prima,aunque su consumo en China está muy por debajo de los del primer mundo. Sien China el consumo de metal per cápita llegara a equipararse al del primermundo, el consumo mundial de metal también se duplicaría.

Pensemos en qué es ya China el primer o segundo consumidor y productor delmundo. Ya es el primer productor y consumidor de carbón; el principalproductor de acero, cemento, televisores y alimentos producidos medianteacuicultura; el primer consumidor de fertilizantes; el segundo productor dedióxido de carbono; el segundo importador de madera tropical; el segundoproductor y consumidor de pesticidas; el segundo productor de electricidady el segundo consumidor de energía y petróleo. Consume un tercio delpescado y del marisco que se consume en el mundo.

Así es, a pesar de que los índices de consumo y de producción per cápita deChina todavía están muy por debajo de los del primer mundo. Si el consumo yla producción de China alcanzan el nivel de los del primer mundo, suimpacto mundial será enorme.

China ya sufre graves problemas medioambientales y demográficos. Su aire ysu polvo contaminados llegan hasta Corea, Japón, Canadá y Estados Unidos.El número de automóviles se ha disparado en el país. La calidad del aire ydel agua es tan mala que la esperanza de vida de un guardia de tráfico quetrabaje en las calles de Pekín es de solo cuarenta y dos años. Los océanosde China están contaminados. El terreno del país padece una grave erosión:cuando desechamos un televisor o un móvil viejos, es muy probable que acabeen China en forma de basura electrónica. Los metales extraídos de nuestrostelevisores viejos se arrojan en los vertederos a cielo abierto que rodeanlas ciudades chinas. El norte del país ya sufre una grave escasez de agua,hasta el punto de que en ocasiones los grandes ríos carecen de caudal queverter al océano.

Estas son algunas de las cosas negativas que ocurren en China, esa naciónenorme y unida. Cuando el gobierno italiano toma una decisión errónea, losperjudicados son los 60 millones de habitantes del país. Cuando el que seequivoca es el gobierno de China, los perjudicados son sus 1.500 millonesde ciudadanos. A veces el gobierno chino toma decisiones acertadas. Porejemplo, decidió con rapidez retirar el plomo de la gasolina en el plazo deun año, algo que en Estados Unidos costó diez. En 1998 China acabó con latala de bosques primarios en todo el país. Pero su gobierno también hatomado decisiones terribles, como la de cerrar todas sus escuelas durantela Revolución Cultural o la de permitir o fomentar la contaminación a granescala.

Dicho de otro modo, China experimentó vaivenes en el pasado, cuando envió alos mares siete flotas del tesoro y luego decidió no fletar más. Chinasigue experimentando vaivenes. ¿Cómo terminará esto?

En mi opinión, democracias como las europeas y la estadounidense tienen unaventaja intrínseca respecto a dictaduras como la china. Cuando losestadounidenses pensamos en lo que hace nuestro gobierno democrático, ycuando los europeos piensan en lo que hacen los suyos, es fácil que nossintamos asqueados y pesimistas respecto a la democracia. Pero recordemoslas palabras de Winston Churchill. En una ocasión en que alguien leexplicaba por qué la democracia es una forma de gobierno débil ydubitativa, Churchill replicó: «Sí, la democracia es realmente la peorforma de gobierno, quitando todos los demás sistemas que se han probado enla historia».

Por eso creo que China no alcanzará el nivel de la Unión Europa o EstadosUnidos. Pero en las próximas décadas veremos en qué acaba esa situación.

Capítulo 4
Crisis nacionales

Los individuos, y también los países, sufren crisis de las que pueden o nosalir airosos y en las que realizan cambios selectivos. La bibliografíasobre la resolución de las crisis personales es extensa. ¿Acaso lasconclusiones sobre la resolución de crisis personales son aplicables a laresolución de crisis nacionales? ¿Qué rasgos de las segundas no tienenparalelismo en las primeras?

Para darles ejemplos de crisis individuales y crisis nacionales, lescontaré dos historias. Uno de los primeros recuerdos de mi infancia quepuedo fechar es el del incendio del Coconete Grove, porque ocurrió cuandoacababa de cumplir cinco años. El 28 de noviembre de 1942 se declaró unincendio en un club nocturno de Boston llamado Coconete Grove, que estabaabarrotado y cuya única salida quedó bloqueada. Cuatrocientas noventa y dospersonas fallecieron a causa de las quemaduras, la inhalación de humo opisoteadas. Los hospitales de Boston se llenaron, no solo de heridos yvíctimas agonizantes del fuego, sino también de víctimas psicológicas de latragedia: personas consternadas porque su marido, esposa, hijo o hermanohabía muerto de una forma horrible, así como supervivientes del incendio,traumatizados por el sentimiento de culpa de haber sobrevivido cuandocientos de personas que estaban con ellos habían perecido. Hasta las diez ycuarto su vida había sido normal: dedicaban la noche a celebrar el fin desemana de Acción de Gracias, a ver un partido de fútbol americano, adisfrutar del permiso militar en esa época de guerra. A las once, lamayoría de las víctimas ya había muerto y la vida de sus parientes estabaen crisis. Esos allegados habían perdido a alguien fundamental para supropia identidad. La trayectoria vital que esperaban tener habíadescarrilado. Se sentían culpables por estar vivos tras la muerte de un serquerido. Su fe en un mundo regido por la justicia se había hecho añicos.Algunos de esos parientes y supervivientes siguieron traumatizados yparalizados el resto de su vida. Unos pocos se suicidaron. Pero la mayoría,después de varias semanas de profundo dolor en las que fueron incapaces deaceptar la pérdida, inició un lento proceso de duelo, reconsideración desus valores, reconstrucción de su vida y descubrimiento de que no todo enella se había desmoronado. Muchos volvieron a casarse. Con todo, al cabo devarias décadas, incluso quienes mejor se las habían arreglado seguíansiendo un mosaico compuesto por la nueva identidad, constituida tras lacrisis del Coconete Grove, y por la antigua, desarrollada antes delincendio.

Este es un ejemplo extremo de crisis individual. Veamos ahora uno de crisisnacional. Entre finales de la década de 1950 y comienzos de la de 1960residí en el Reino Unido, que en aquella época entraba lentamente en unacrisis nacional, aunque en ese momento ni mis amigos británicos ni yoéramos del todo conscientes de la situación. El país era una potenciacientífica mundial, tenía la dicha de contar con una rica historiacultural, orgullosa y singularmente británica, y seguía deleitándose en elrecuerdo de la riqueza, el imperio y el dominio mundial. Por desgracia,también se desangraba económicamente, perdía su imperio y su poder, teníasentimientos encontrados respecto a su papel en Europa y se debatía con susarraigadas diferencias de clase y con las recientes oleadas de inmigrantes.La situación llegó a su punto crítico entre 1956 y 1961, cuando el ReinoUnido se deshizo de todos los acorazados que le quedaban, sufrió losprimeros disturbios raciales y vio cómo la crisis de Suez dejaba aldescubierto su pérdida de capacidad para actuar como potencia mundialindependiente. Esos reveses atizaron el debate entre la población británicay sus políticos acerca de la identidad y el papel del Reino Unido. Hoy endía, cincuenta años después, el país es un mosaico constituido por suantigua identidad y la nueva. Se ha despojado del imperio, ha entrado en laUnión Europea, se ha convertido en una sociedad multiétnica relativamentetolerante y ha creado un Estado del bienestar y excelentes escuelaspúblicas para reducir las diferencias de clase. Aunque vuelve a situarseentre las naciones más ricas del planeta, no ha recuperado supreponderancia naval y económica sobre el mundo. Pero sigue siendo unademocracia parlamentaria encabezada por una reina decorativa, es unapotencia científica y tecnológica y conserva la libra esterlina en vez deadoptar el euro.

Estas dos historias nos sirven para ilustrar el tema de este capítulo. Laspersonas y los grupos humanos de todos los niveles, desde los individuos alos países y el mundo entero, se enfrentan a crisis y a presiones a favordel cambio. Las crisis pueden deberse a presiones externas —como el hechode ser abandonado por el cónyuge o de enviudar, o las amenazas a una naciónpor parte de otra— o a presiones internas —por ejemplo, descubrir loscambios que experimentamos con la edad, o la evolución económica en el casode una nación—. Para sobrellevar adecuadamente esas presiones externas einternas es preciso introducir cambios selectivos. Así es tanto en el casode las naciones como en el de los individuos.

Estos son algunos de los paralelismos que pueden establecerse entre losindividuos y las naciones respecto a las crisis. Pero también haydiferencias evidentes, como que las crisis individuales pueden resolversecon mayor rapidez; que las nacionales entrañan problemas de liderazgo ytoma de decisiones colectiva que no se les plantean a los individuos; y quelas nacionales pueden comportar revoluciones violentas o evolucionespacíficas.

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Hablemos primero de las crisis personales. La mayoría sufrimos una crisispersonal grave al menos una vez en la vida; es decir, nos encontramos anteun problema que consideramos imposible de superar con los métodos quesolemos utilizar para solucionarlos, lo cual nos sume en un mar de dudasacerca de nuestra identidad, nuestros valores esenciales y nuestra visióndel mundo. Para la mayoría, una crisis personal no es algo que, como elincendio del Coconete Grove, llegue a los titulares de prensa, pero no dejade ser devastadora para quien la sufre. Entre las causas más corrientes deeste tipo de crisis figuran problemas interpersonales como el divorcio o elfin de una relación estrecha. Otras causas habituales de crisis personalesson la muerte de un ser querido; el diagnóstico de una enfermedad grave auno mismo o a un allegado, lo cual nos lleva a dudar de nuestro futuro y dela existencia de justicia en el mundo; acontecimientos laborales como undespido o la jubilación; un grave revés económico; la crisis de la medianaedad, cuando tenemos la sensación de dejar atrás los mejores años de lavida y nos esforzamos por fijarnos objetivos satisfactorios para el restode nuestra existencia.

Todos hemos observado que el resultado de las crisis personales es diverso.En los mejores casos, la gente logra adoptar nuevos valores y sale másfuerte. En los más tristes, las personas se sienten abrumadas, noencuentran la forma de superar la situación e incluso llegan a suicidarse.

¿Cómo lidia un orientador o terapeuta con alguien que sufre una crisispersonal? Evidentemente, los métodos tradicionales de orientación opsicoterapia, que al centrarse en problemas crónicos son de larga duración,no sirven en una crisis porque son demasiado lentos. La terapia de crisisdebe centrarse únicamente en la crisis del momento. Desarrolló sus primerosmétodos después del incendio del Coconete Grove, cuando los terapeutas yorientadores de Boston se sintieron abrumados por las víctimas psicológicasde la tragedia. Tal como ha evolucionado, la terapia de crisis consiste ensolo seis sesiones semanales de una hora, las cuales abarcan el período decrisis aguda, que acostumbra a durar seis semanas.

Las personas que caen por primera vez en una crisis suelen sentirseparalizadas por la sensación de que todo va mal. De ahí que el primer pasopara superar la parálisis consista en lo que se denomina «levantar unacerca»; es decir, identificar lo que realmente va mal, para poder decir:«Dentro de la cerca están los problemas concretos de mi vida, pero fueratodo está bien». A continuación la persona puede iniciar un proceso decambio selectivo para afrontar esos problemas concretos que hay dentro dela cerca, lo cual es posible, en vez de quedarse paralizada por la aparentenecesidad de cambiarlo todo, lo cual es imposible.

Los terapeutas expertos en crisis han identificado ciertos factores quepermiten más o menos predecir si un individuo logrará superar una crisis.Entre ellos figuran:

Pasemos a un ejemplo de crisis nacional. La evolución de Japón durante lallamada Restauración Meji (1868-1912) constituye el ejemplo contemporáneomás destacado de aplicación eficaz de cambios selectivos drásticos. Lacrisis japonesa estuvo provocada por la llegada en 1853 de buques de guerraestadounidenses al mando del comodoro Matthew Perry, quien exigió untratado que pusiera fin a los siglos de aislamiento diplomático nipón.Durante los años siguientes, los bombardeos de los puertos japoneses porbuques occidentales demostraron que el jefe militar que gobernaba Japón,llamado shogun, no podía defender el país de la agresión occidental y quese arriesgaban a correr la misma suerte sufrida hacía poco por China:derrotas militares y humillantes exigencias occidentales. De ahí que ungrupo de jóvenes reformistas derrocara al shogun, restaurara el teóricodominio imperial encarnado en un nuevo y joven emperador de la dinastíaMeiji e iniciara un transformador tratamiento de choque destinado aequiparar militar y políticamente a Japón con Occidente.

Así se produjeron cambios drásticos pero selectivos. Japón acabó con elfeudalismo, las milicias privadas de los samuráis y el complejo sistema declases. Se dotó de educación universal, una bandera nacional, exámenes deacceso al funcionariado, un gobierno constitucional con un consejos deministros; se industrializó; introdujo el ferrocarril, el telégrafo, elalumbrado público de gas, un ejército nacional bien entrenado, el serviciomilitar obligatorio, la propiedad privada de la tierra y la música y elteatro occidentales. Tomó y aprendió muchas cosas de Occidente buscando entodas las esferas el modelo foráneo más eficaz y compatible con sus propiosvalores. Por ejemplo, durante la época Meiji los países europeos con unaarmada y un ejército de tierra más potentes eran el Reino Unido y Alemania,respectivamente, de manera que Japón reconstruyó su marina de guerra conayuda británica y su ejército con ayuda germana. La nueva Constituciónnipona tomó como modelo la alemana, no la estadounidense, ya que la primerase basaba en la presencia de un emperador fuerte, más acorde con lastradiciones japonesas. El código penal siguió el modelo francés, y elmercantil se inspiró en el alemán.

La educación universal japonesa, basada, con modificaciones, en modelosoccidentales, aspiraba a impartir valores culturales nipones. Al mismotiempo que se producían todos esos cambios drásticos, se mantuvieron granparte de las tradiciones nacionales, como la lealtad al emperador, veneradopor considerársele divino; el sintoísmo, el confucianismo y la devociónfilial; la escritura japonesa, en vez del alfabeto occidental; y otrosrasgos por los que Japón continúa siendo la sociedad más singular delprimer mundo.

Entre 1874 y 1914 Japón se embarcó en un programa de expansión militar enultramar que, siendo ambicioso, se atuvo a objetivos realistas y factibles.Un elemento capital de su éxito a la hora de aprender de los modeloseuropeos adecuados y mantener una actitud realista fue que se envió ajóvenes reformistas a estudiar en Europa y que, a su regreso, se les puso acargo de las políticas nacionales en que se habían formado.

La historia de Japón durante la Restauración Meiji resulta instructiva paranosotros, porque en el cambio nacional que se produjo en esa época destacanpor lo menos seis de los factores que los terapeutas especializados encrisis consideran importantes para acometer cambios personales de manerasatisfactoria. En el caso de la Restauración Meiji, entre esos factoresfiguraban los siguientes:

El japonés es un ejemplo de resolución satisfactoria de una crisisnacional. Hay otros muchos países que han resuelto sus crisis con diversosgrados de éxito. Entre ellos figuran los siguientes:

Estas crisis nacionales no siguieron una pauta uniforme, sino que presentanimportantes diferencias entre sí.

Por tanto, las crisis nacionales han presentado importantes diferencias.

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Apliquemos ahora este marco a los crecientes problemas de Estados Unidos.La mayoría de sus ciudadanos no diría que estemos en crisis. Pero lasseñales de alarma son evidentes.

Para mantener la perspectiva, no voy a despotricar contra Estados Unidosdiciendo que todo va de capa caída y que China se convertirá sin duda en lapróxima potencia mundial. China tiene ante sí problemas más importantes quenosotros. Estados Unidos cuenta con grandes ventajas: tenemos la mayoreconomía del mundo, el ejército más poderoso del planeta y la renta percápita más elevada de los países grandes.

Por población, somos el tercer país del mundo. Los que ocupan el primero,el segundo y el cuarto puestos —China, la India e Indonesia,respectivamente— tienen rentas per cápita inferiores a la nuestra y, enconsecuencia, economías más pequeñas. La geografía nos ha obsequiado conexcelentes bienes inmuebles: los cuarenta y ocho estados contiguos del paísse hallan en las zonas templadas, que son las más productivas del mundodesde el punto de vista agrícola y las más seguras desde el sanitario;contamos con suelos fértiles generados por ciclos glaciales constantes; elrégimen de lluvias es moderado en casi todo Estados Unidos, y la longitudde nuestras costas y ríos navegables nos permite disponer de transportemarítimo a precios asequibles. Además, la historia de nuestra democracia eslarga e ininterrumpida, y ese sistema político, como dijo WinstonChurchill, es, a pesar de sus desventajas, la peor forma de gobierno,quitando todas las alternativas que se han probado en un momento u otro.Nuestro sistema federal permite la existencia de cincuenta experimentosdistintos, para ver cuál funciona mejor. Siempre hemos tenido el controlpolítico de nuestros ejércitos. La corrupción política es relativamenteescasa en comparación con la del resto de países. Históricamente hemosinvertido en capital humano.

Es decir, Estados Unidos ha disfrutado de múltiples y enormes ventajas.Pero los países pueden desperdiciar sus ventajas, como ha hecho Argentina.Se observan preocupantes indicios de que hoy en día Estados Unidos podríaestar dilapidando las suyas. Entre las principales señales de alarmafiguran cuatros factores interconectados que contribuyen al declive de lademocracia estadounidense, que históricamente ha sido uno de nuestrosactivos.

Una de esas señales es el derrumbe acelerado del acuerdo político, enespecial durante la última década. Sobre todo el gobierno federal estáparalizado y durante este año el Congreso ha aprobado menos leyes queningún otro Congreso reciente. La razón de que Estados Unidos sufra más queotras democracias este rápido derrumbe del acuerdo sigue siendo unmisterio. Entre los posibles motivos conjeturados figuran la extensión dela televisión, de internet y de los mensajes de texto, lo cual supone undeclive de la comunicación cara a cara; el transporte aéreo, que permite alos congresistas regresar los fines de semana a sus respectivos estados, enlugar de quedarse en Washington, relacionarse entre sí y conocersehumanamente; y la tendencia actual a informarnos a través de televisionescon una ideología específica. Pero esos factores también actúan en Europa,Canadá, Japón y Australia, de modo que sigue siendo un misterio por qué elacuerdo político se derrumba especialmente en Estados Unidos.

El segundo indicio del derrumbe de la democracia estadounidense tiene quever con el voto, punto de partida de cualquier democracia. Los partidos quecontrolan los gobiernos municipales y estatales ponen cada vez másobstáculos a quienes se registran para votar, con la intención de negar esederecho a personas que probablemente votarán al otro partido. Entre los quesí logran registrarse para votar, la participación electoral es menor queen ninguna otra democracia: solo del 60 por ciento en las presidenciales ydel 20 por ciento en los últimos comicios municipales de mi ciudad, LosÁngeles. Ninguna democracia iguala a Estados Unidos en la celebraciónprácticamente ininterrumpida de campañas electorales, ni tampoco en ladistorsión de la información que sobre ellas se ofrece a los ciudadanos aconsecuencia de la gran cantidad de dinero necesaria para financiar losenormes gastos que generan.

Un tercer factor que contribuye al derrumbe de la democracia estadounidensees la desigualdad socioeconómica, que va en aumento. Los estadounidensespensamos que nuestro país es la tierra de las oportunidades ilimitadas,donde la gente puede pasar de los harapos a la riqueza gracias a sucapacidad. Por desgracia, esa preciada creencia contradice la verdad: enEstados Unidos la movilidad socioeconómica es menor que en ninguna otragran democracia y la correlación entre los ingresos del padre y los delhijo varón es mayor que en otros países democráticos. Se debe en parte aldeterioro de nuestro sistema de educación pública y significa que estamosdesaprovechando en buena medida nuestro capital humano. Además de ser unamala inversión, esto incrementa el riesgo de que quienes se sientenfrustrados al darse cuenta de que ellos y sus hijos tienen pocasposibilidades de mejorar su vida recurran al motín, como ha ocurrido en dosocasiones, a gran escala, en el transcurso de las décadas que llevoviviendo en Los Ángeles.

El último factor que socava la democracia estadounidense es que en laactualidad el gasto de nuestro gobierno en inversiones públicasbeneficiosas es relativamente escaso, y esa partida incluye no solo laeducación pública, sino también las infraestructuras, la ciencia, latecnología y la investigación y el desarrollo no militares. El gobiernodedica una proporción mucho mayor de sus ingresos fiscales a cuestiones queno constituyen inversiones de futuro: el sistema penitenciario, que hacemás hincapié en la reclusión y el castigo que en la rehabilitación; losgastos sanitarios destinados a objetivos que, en lugar de contribuir amejorar la salud de los estadounidenses, hacen que tengamos los peoresindicadores sanitarios entre las democracias importantes; y el gastomilitar, que puede considerarse una inversión, aunque cabría preguntarsepor qué destinamos una cifra desproporcionada a la seguridad militar de laUnión Europea, Japón y Australia. ¿No deberían esos países sufragar lo queles corresponde?

Debido a estos cuatro factores se está gestando una crisis en EstadosUnidos. ¿Qué pronóstico arroja mi marco de referencia respecto a laposibilidad de que encontremos una solución adecuada a esa crisis? En dichomarco hay cuatro factores que favorecen el éxito: la fortaleza del yoestadounidense; la convicción de que Estados Unidos es el mejor; nuestraflexibilidad, evidenciada en los grandes cambios que han experimentadonuestros valores fundamentales respecto al papel internacional del país, laigualdad racial y la de género; y nuestra relativa libertad de elección,que surge de nuestra ubicación entre dos océanos y entre dos países muchomenos poblados, y que contrasta con la de las naciones europeas y Japón,que cuentan con vecinos poderosos.

Sin embargo, en mi marco de referencia hay factores que podrían inducir alpesimismo sobre la posibilidad de que Estados Unidos resuelva susproblemas. Uno de ellos es la creencia de la singularidad estadounidense,que nos lleva a pensar que no tenemos nada que aprender de los demáspaíses, por lo cual no vemos que nuestro vecino Canadá y los estadoseuropeos han abordado de forma más satisfactoria que nosotros los problemaspenitenciarios, sanitarios y de educación. Una segunda razón para elpesimismo es que nuestro país, al contrario que el Reino Unido, Alemania yJapón, apenas tiene experiencias de frustración y derrota.

En suma, no sé si los estadounidenses continuaremos desperdiciando nuestrasventajas ni si decidiremos darle la vuelta a nuestros abultados problemascomo hizo el Japón de la época Meiji.

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Para terminar, ¿qué hay de los problemas que tiene ante sí el mundo en suconjunto? Tres destacan por su importancia.

Un problema global es la creciente desigualdad entre las naciones en unmundo globalizado. Cuando los océanos protegían a los países ricos de losmás pobres, esas pobres gentes frustradas no suponían un peligro paraEstados Unidos y Europa. Pero en este mundo globalizado el 11 de septiembrede 2001 dejó claro que ahora los frustrados de los países pobres tienenformas de conseguir que nos alcancen su furia y su frustración, tanto pormedios violentos como mediante una emigración imparable.

Un segundo problema mundial es la creciente escasez de recursos naturales yla extensión del deterioro medioambiental, de modo que los recursos soncada vez menores, especialmente en lo que se refiere a la industriapesquera, los bosques, el mantillo y el agua potable.

Un tercer problema que exige una respuesta mundial es el cambio climático,que con frecuencia se denomina erróneamente calentamiento global pero queva mucho más allá de este proceso, ya que está acentuando los fenómenosclimáticos extremos, las tormentas y la acidificación del suelo, además deelevar el nivel de los mares y producir otros efectos globales.

Al igual que en el caso de los problemas que afectan a Estados Unidos, losdel mundo ofrecen motivos tanto para el pesimismo como para el optimismo.Entre los primeros, uno muy importante es la ausencia de un sistema degobierno eficaz para el mundo, que permita tomar decisiones y afronte susproblemas. Por otra parte, la concentración de la riqueza y el poder enunos pocos países induce a un prudente optimismo. Solo Estados Unidos yChina producen el 41 por ciento de las emisiones mundiales de dióxido decarbono. Y solo cinco países o entidades —Estados Unidos, China, la India,la Unión Europea y Japón— producen el 60 por ciento. Esto significa que,aun a falta de un gobierno mundial eficaz, mucho podría lograrse medianteun acuerdo a cinco bandas entre Estados Unidos, China, la India, Japón y laUnión Europea, que mediante la imposición de barreras fiscales podríanpresionar a los emisores del 40 por ciento de dióxido de carbono restante.

Capítulo 5
Evaluación de riesgos: ¿qué podemos aprender de los pueblostradicionales?

En el presente capítulo analizaré cómo evaluamos los riesgos y peligros;cómo sistemáticamente exageramos unos tipos de riesgos y subestimamosotros. En concreto me ocuparé de nuestra tendencia a no tener en cuenta elpeligro de ciertas acciones que solo entrañan un pequeño riesgo cada vezque las realizamos, pero que probablemente realicemos miles de veces, y delo que podemos aprender de la forma en que pueblos tradicionales como elneo guineano evalúan los riesgos.

Primero les explicaré algo que me ocurrió cuando comencé a trabajar enNueva Guinea y lo que me enseñó acerca de la actitud de sus habitantes anteel peligro. En aquel entonces yo desconocía los peligros de Nueva Guinea.No sabía mucho sobre el miedo en general, porque era joven —solo teníaveintiocho años— y mi actitud era la habitual entre los jóvenes como mishijos, que tienen veintisiete. Me sentía indestructible y pensaba que losmayores —personas como mis padres— se preocupaban demasiado por el peligroy que los peligros podían causarles daño a ellos, pero no a un joven fuertecomo yo.

La historia ocurrió cuando efectuaba un estudio ornitológico. Estabaacampado con un grupo de neo guineanos en una selva montañosa y, como yahabía terminado mi observación de las aves en cotas bajas, nos disponíamosa ascender para que pudiera observar a las de montaña. A media tarde,cuando alcanzamos una altitud mayor, me tocó elegir el lugar de acampada,donde pasaríamos una semana.

Elegí un sitio que me pareció magnífico, al pie de un hermoso árbol alto,grande y recto situado en una zona despejada de la cresta de la montaña,donde dispondría de mucho espacio para caminar y observar a las aves. A unlado, la cresta caía abruptamente, lo que me permitiría contemplar el valleabierto y avistar los halcones, vencejos y papagayos que lo cruzaran. Asípues, pedí a mis amigos neo guineanos que montaran las tiendas debajo deese gran árbol.

Para mi gran sorpresa, se pusieron nerviosos. Decían que les daba miedoacampar al pie de ese árbol, que era peligroso y que preferían dormir acien metros, a cielo abierto, a quedarse en una tienda colocada debajo delárbol. A mí me parecía que no había ningún peligro. Cuando les pregunté porqué no querían dormir debajo del árbol, me contestaron: « ¡Fíjate! ¡Elárbol está muerto! ¡Se nos podría caer encima y matarnos!».

Miré el árbol. Tuve que reconocer que, en efecto, estaba muerto, pero lesdije a mis amigos neo guineanos: «¡Fijaos, es un árbol enorme. Lleva muertomuchos años. Y seguirá en pie muchos más. Seguro que no se caerá estasemana, cuando nosotros estemos debajo. No corremos ningún peligrodurmiendo aquí».

Aun así, mis amigos insistieron en que no era seguro dormir debajo delárbol y se negaron a quedarse allí. En aquella época sus miedos meparecieron exagerados, rayanos en lo que nosotros llamamos paranoia, untérmino psicológico que alude precisamente a esos miedos. Cuando alguiensufre paranoia no hay que felicitarle por mostrar la debida cautela, sinoque esa persona debe acudir a un psicólogo o psiquiatra que le ayude asuperar sus miedos exagerados. Sin embargo, nada de lo que dije convenció amis amigos neo guineanos. Ante mi insistencia, me montaron una tiendadebajo del árbol, pero se fueron a dormir a cien metros. Después de unasemana durmiendo al pie del árbol, seguía vivo, no se me había caídoencima. Eso me reafirmó en la idea de que mis amigos sufrían paranoia.

No obstante, con el paso de los meses y los años conocí mejor Nueva Guinea.Todas las noches que dormía al raso en la selva oía el ruido de algún árbolmuerto que se estrellaba contra el suelo. Mientras caminaba por el díaobservando a las aves, siempre oía el estrépito de un árbol muerto al caer.Comencé a pensar en el ruido de los árboles al desplomarse. Al final hiceun cálculo. Supongamos que adquirimos la mala costumbre de dormir al pie deun árbol muerto. Supongamos que el riesgo de que el árbol muerto se caigauna noche en que estamos durmiendo debajo es solo de uno entre mil.Supongamos que tenemos la mala costumbre de dormir todas las noches al piede un árbol muerto. Al cabo de tres años, es decir, después de tres veces365 noches, o 1.065 noches, en las que hemos corrido un riesgo de uno entremil de que el árbol se nos caiga encima y nos mate… al cabo de tres años esprobable que estemos muertos. Los neo guineanos que por su forma de vidaduermen en la selva han aprendido a no dormir al pie de árboles muertos. Loaprenden de la suerte que corrieron los imprudentes que cometieron el errorde hacerlo.

Lo que al principio había considerado una paranoia de mis amigos neoguineanos me parecía ahora de lo más sensato. Ya no creo que esa actitudsea paranoica, sino algo que yo llamo «paranoia constructiva». Por estaexpresión entiendo una actitud precavida que no es exagerada, sinopertinente. La paranoia constructiva es la lección más importante queaprendí trabajando en Nueva Guinea. Y tiene que ver con cómo afrontarcierto tipo de peligro: es decir, el riesgo acumulado de hacerrepetidamente algo que comporta solo un riesgo pequeño cada vez que lohacemos, pero que con el tiempo nos mata si lo hacemos con la frecuenciasuficiente.

Mi actitud precavida frente al peligro saca de sus casillas a muchos de misamigos estadounidenses y europeos. Los que mejor entienden mi actitud deparanoia constructiva son los que llevan una forma de vida que los poneconstantemente en peligro, por lo que, igual que yo, han aprendido de lamuerte de amigos imprudentes. Un amigo inglés que comparte mi actitud deparanoia constructiva era policía de los que no van armados (unBobby) en las calles de Londres, donde sí hay criminales armados. Miinerme amigo policía tuvo que aprender con gran rapidez a reconocer a losindividuos potencialmente peligrosos. Otro amigo que comparte mi actitud deparanoia constructiva es guía de pesca, organiza expediciones en balsa poraguas rápidas, y ver morir a guías imprudentes le ha servido deaprendizaje. Un tercer amigo que comparte esa actitud es piloto deavionetas. Unos cuantos amigos nuestros que eran pilotos imprudentesacabaron muertos. Al igual que mis amigos de Nueva Guinea, todos nosotroshemos aprendido la actitud de la paranoia constructiva.

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Con todo, debe de haber grandes diferencias entre la idea que se tiene delos peligros en Nueva Guinea y otras sociedades tradicionales, y cómo seven en Estados Unidos.

Por ejemplo, los peligros que existen en Estados Unidos y Nueva Guinea sondiferentes. En este país y en otras sociedades tradicionales, entre lospeligros principales figuran elementos del entorno natural como leones,insectos peligrosos, árboles que caen o inclemencias como el frío y lalluvia. Estos peligros medioambientales son mucho menos importantes enOccidente, donde hemos domado y modificado el entorno natural. No obstante,el año pasado, mi esposa y yo estuvimos a punto de morir aplastados por unárbol cuando estábamos de vacaciones en Montana. Otros peligros de la vidatradicional son la violencia, las enfermedades infecciosas y el hambre.Todos ellos son mucho menos relevantes en Occidente, donde nos enfrentamosa un nuevo conjunto de peligros, como los coches, las escaleras de mano,los ataques cardíacos, el cáncer y otras enfermedades no transmisibles. Enconsecuencia, en parte hemos cambiado una serie de peligros tradicionalespor otra de peligros modernos.

Sin embargo, no se trata solo de que los tipos de peligro en Estados Unidossean distintos a los de Nueva Guinea. En términos generales, el nivel depeligro —es decir, el riesgo anual de muerte— es menor en Estados Unidosque en Nueva Guinea, y así lo indica nuestra esperanza de vida media, quees de casi ochenta años, frente a los cincuenta o menos de las sociedadestradicionales.

Una tercera diferencia radica en que las consecuencias de los accidentespueden remediarse mucho más fácilmente en Europa y Estados Unidos que enNueva Guinea. Por ejemplo, la única vez que me he roto una pierna fue alescurrirme en el hielo junto a la Universidad de Harvard, en plena ciudadde Boston. Cuando me caí y me fracturé el hueso, llegué como pude a unacabina telefónica que estaba a diez metros y llamé a mi padre, que esmédico. Acudió a recogerme en su coche para llevarme al hospital, donde uncirujano me arregló el hueso roto y me escayoló. La pierna se recuperó y notardé en volver a caminar con normalidad. En cambio, quien se rompa unapierna en Nueva Guinea, estando a tres días de camino a pie de la pista deaterrizaje más cercana, lo más probable es que ni siquiera llegue a lapista. Y, si llega, quizá no haya ni avión ni médico. Además, en lassociedades tradicionales tampoco hay cirujanos para arreglar huesos rotos,así que, aun en el caso de que la persona sobreviva al accidente, esposible que acabe coja de por vida. En consecuencia, en Occidente noestamos ni por asomo tan preocupados por los peligros como en Nueva Guinea.Esto se debe a que, si tenemos un accidente, es mucho más probable quesalgamos con bien de él que si hubiera ocurrido en Nueva Guinea.

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Ese menor nivel de peligro del mundo moderno, unido a la expectativa de queel daño ocasionado puede remediarse, tiene repercusiones en la forma en quevemos el peligro en el mundo desarrollado. Se trata de una visiónenmarañada y confusa. Nos obsesionan riesgos que no lo son. Nos preocupamosdemasiado por peligros que en realidad es muy improbable que nos afecten yque acaban con la vida de un número ínfimo de estadounidenses. Por elcontrario, no prestamos atención suficiente a los que realmente podríanmaterializarse. Nos obsesionamos con ataques terroristas y accidentesaéreos, que en realidad son la causa de muerte de poquísimos compatriotas,en tanto que pasamos por alto el peligro de caernos de una escalera demano, un accidente que sí provoca el fallecimiento de muchosestadounidenses. Nuestra confusa forma de ver los peligros se manifiestacuando los clasificamos por orden de importancia y comparamos el puesto queocupan en la lista con el número de muertes, reales o potenciales, quecausan.

Hay que tener cuidado al llevar a cabo estas comparaciones. El número realde muertes ocasionadas por un determinado tipo de peligro quizá no sirvapara calibrar bien su gravedad. Quizá el número de muertes provocadas porun determinado peligro sea escaso precisamente porque, al ser estefrecuente y a menudo fatal, lo reconocemos como tal y tomamos las medidasoportunas. En ese caso, el peligro tiene una gran influencia en nuestrocomportamiento. Nos obliga a mostrarnos cautelosos, cambia nuestra forma devida y, en consecuencia, ocasiona pocas muertes.

En las sociedades tradicionales encontramos un ejemplo de esto que tieneque ver con los bosquimanos del África meridional y los leones. Losbosquimanos viven en zonas desérticas donde abundan los leones. Sinembargo, este animal causa muy pocas muertes entre ellos: solo alrededor decinco de cada mil mueren por el ataque de un león. ¿Significa esto que losleones no son peligrosos?

Por supuesto que no. Causan pocas muertes precisamente porque, como sonpeligrosos y resulta fácil toparse con ellos, los bosquimanos han aprendidoa mostrar una extrema cautela. Han introducido grandes cambios en sucomportamiento a fin de reducir el peligro que representan. Para evitarlos,no salen de noche. Durante el día caminan en grupo, nunca solos, y no parande hablar para que su voz alerte a los leones. En todo momento estánpendientes de si hay indicios de la presencia de leones u otros animales.

Para los estadounidenses, un ejemplo de peligro verdadero y reconocido quecausa pocas muertes, precisamente porque algunos lo reconocemos y adoptamosmedidas para combatirlo, es al que están expuestos los pilotos de aviónexperimentados que vuelan con mucha frecuencia. Conocen muy bien laprobabilidad de que sus errores sean fatales. Así pues, cada vez que seponen a los mandos de un avión, le echan un buen vistazo y lo revisan concuidado. Por el contrario, la mayoría de nosotros, al llegar a unaeropuerto y alquilar un coche, o incluso cuando conducimos el nuestro, nole echamos un buen vistazo ni lo revisamos con cuidado. Esto se debe a quees mucho menos probable perder la vida por los errores o problemasestructurales que se dan al conducir un coche que al pilotar un avión.

En consecuencia, para determinar la gravedad y la frecuencia de un peligrono basta con tener en cuenta el número de muertes que causa. Es precisocalcular cuántas ocasionaría si no fuéramos precavidos. Pero incluso cuandose toma esto en consideración hay un desajuste entre nuestra clasificaciónsubjetiva de los riesgos y su verdadera gravedad.

Los peligros que los estadounidenses consideran más importantes son elterrorismo, los accidentes de aviones de pasajeros, los nucleares, lamanipulación genética, incluidos los cultivos modificados genéticamente, ylos aerosoles, a pesar de que ninguno de ellos causa un gran número demuertes. Por el contrario, subestimamos los peligros del alcohol, losautomóviles, el tabaco, los resbalones y caídas y los electrodomésticos,que sí matan a mucha gente.

¿Qué rasgos comparten los peligros que exageramos y cuáles comparten losque subestimamos? Resulta que exageramos los que escapan a nuestro control.Aquellos sobre los que no podemos decidir. Exageramos el peligro de lossucesos en que muere mucha gente a la vez, en que mueren de una formavisible y espectacular que se convierte en titular de prensa. Exageramoslos peligros nuevos, con los que no estamos familiarizados, como el de lamanipulación genética. Por eso sobredimensionamos el del terrorismo, el delos accidentes nucleares, el de un accidente de avión de pasajeros y el delas tecnologías que manipulan el ADN. Son peligros que nos afectan y que nopodemos controlar.

Por el contrario, subestimamos el peligro de hechos que sí podemoscontrolar y que elegimos o aceptamos voluntariamente. Subestimamos elpeligro de cosas que solo matan a una persona cada vez, por lo que nollegan a los titulares de prensa. Subestimamos los peligros conocidos. Poreso restamos importancia a los que entrañan el consumo de alcohol, loscoches, el tabaco, resbalar y caer, y los electrodomésticos. Decidimosexponernos a ellos pensando que si tenemos cuidado limitaremos los riesgos.Los subestimamos porque el ser humano corriente piensa: «Sé que todo esopuede ser mortal. Pero yo tengo cuidado. Para mí el riesgo es menor quepara el ser humano corriente». Pero resulta evidente que ese razonamientoes absurdo, porque, por definición, ¡el ser humano corriente se enfrenta ariesgos también corrientes! Solemos pensar: «Yo soy prudente y fuerte, demodo que puede que esas cosas maten a personas imprudentes y débiles, peroes improbable que maten a alguien prudente y fuerte como yo». Esta actitudse resume en la siguiente ocurrencia: «Somos reacios a que los demás noshagan lo que encantados nos hacemos solos».

Entre los peligros verdaderamente importantes de la vida cotidiana, los quedeberían obsesionarnos mucho más que el terrorismo o los cultivosmodificados genéticamente, figura el de resbalar y caer en la ducha, en unaacera mojada, en una escalera de mano o al bajar por una escalera. Bastacon leer los obituarios (necrologías) de cualquier periódico para ver que,en el caso de las personas mayores, las caídas constituyen una de lascausas más habituales de invalidez, de pérdida de calidad de vida y demuerte.

Hoy ya he corrido el mayor peligro a que me expondré en todo el día. Eseacto peligrosísimo es ¡ducharse! Tal vez ustedes digan: «¿De verdad? JaredDiamond, ¡está paranoico! El riesgo de caerse en la ducha es solo de unoentre mil». A lo cual yo respondo: ese riesgo no es en absoluto lo bastantebajo. Ya tengo setenta y siete años. A un hombre estadounidense que hayallegado a esa edad le queda una esperanza de vida media de quince años. Esosignifica que, si me ducho a diario durante el resto de mi vida, lo haré 15x 365, es decir, 5.475 veces. Si soy tan imprudente que el riesgo de que mecaiga en la ducha es de uno entre mil cada vez que la utilizo, esosignifica que, antes de superar mi esperanza de vida, me habré matado cincoveces.

Por eso he aprendido a poner en práctica la paranoia constructiva. Por esohe aprendido a prestar atención al peligro de actos que entrañan un bajoriesgo cada vez que los realizo, pero que haré muchas veces durante elresto de mi vida, como en el caso de los neo guineanos es dormir al pie deárboles muertos en la selva. Para mí, en Estados Unidos, el equivalente dedormir al pie de árboles muertos es ducharse y conducir.

Algunos de mis amigos objetan que la actitud de paranoia constructiva queaprendí de los neo guineanos debe de paralizarme. Dicen: Jared, comosiempre estás pensando en lo que puede salir mal, quizá acabes por no hacernada. Se equivocan: al igual que los neo guineanos, actúo con paranoiaconstructiva. A pesar del peligro de que les caiga encima un árbol, ellossiguen acampando en la selva. Pero siempre tienen cuidado de no hacerlo alpie de un árbol muerto. Del mismo modo, yo no dejo de ducharme. Me duchotodos los días. Pero presto atención y tengo cuidado. Me preocupan lasduchas, las escaleras de mano y los coches, no el terrorismo, losaccidentes nucleares ni los cultivos modificados genéticamente.

Esa es la principal lección para la vida cotidiana que saqué de mi trabajoen Nueva Guinea. Creo que también les será útil a ustedes, los lectores deeste libro.

Capítulo 6
Dieta, estilo de vida y salud

¿Cuáles son las principales causas de muerte entre los estadounidenses?

¿En qué se diferencian de las de los pueblos con una forma de vidatradicional o de las de los estadounidenses de hace doscientos años?

¿Qué podemos aprender de esas diferencias que nos ayude a ser más longevosy llevar una vida más saludable?

La mayoría de los lectores de este libro morirá de las llamadasenfermedades no transmisibles; es decir, las no causadas por agentesinfecciosos como los virus o las bacterias, las que no se transmiten de unapersona a otra. Entre ellas figuran la diabetes, la hipertensión (presiónarterial elevada), que produce accidentes cerebrovasculares; los ataquescardíacos, la aterosclerosis, el cáncer, las enfermedades renales y lagota. Al contrario que la gripe o el sarampión, nadie puedecontagiárnoslas. Solo nosotros, nuestros genes y nuestra forma de vidapueden conducirnos a ellas. Si bien en la actualidad constituyen lasprincipales causas de muerte, no siempre ha sido así. Hace doscientos añoslas principales enfermedades mortales entre los estadounidenses eran lascontagiosas, como la viruela, el sarampión, la tuberculosis, la malaria yel cólera, que hoy apenas causan muertes en Estados Unidos.

Sin embargo, en otras partes del mundo, los miembros de pueblos tribales nofallecen de las enfermedades no transmisibles que matan a losestadounidenses. Así lo demuestra un estudio realizado en Nueva Guinea hacecincuenta años, poco antes de mi primer viaje de investigación a ese país.Nueva Guinea es la gran isla tropical situada al norte de Australia, cercadel ecuador, donde desde 1964 he llevado a cabo estudios ornitológicos. Laprimera vez que fui, la mitad oriental seguía siendo una colonia europeaadministrada por Australia. En gran medida, los neo guineanos llevaban unaforma de vida tradicional, habitaban en aldeas construidas por ellos ycultivaban sus propios alimentos. Todavía había muchos indígenas que nohabían entrado en contacto con la civilización europea. No tenían ropa,escritura, herramientas metálicas ni médicos. Es decir, su forma de vidacontinuaba siendo tradicional. En las carreteras de Papúa-Nueva Guinea nohabía ni un semáforo, ni siquiera en la capital, llamada Port Moresby.

Sin embargo, Port Moresby sí tenía un hospital general, atendido pormédicos australianos. En 1961, poco antes de mi llegada a Nueva Guinea, losfacultativos del hospital general de Port Moresby publicaron un estudio enel que enumeraban las causas de los dos mil últimos ingresos en el centro.Si hoy en día se publicara un estudio similar sobre las causas de losúltimos dos mil ingresos en un hospital general de Los Ángeles, la ciudaddonde vivo, la mayoría se debería a enfermedades no transmisibles. Encambio, en el estudio realizado en Nueva Guinea en 1961 casi ninguno teníaque ver con enfermedades de ese tipo. Casi nadie tenía afeccionescardíacas, cáncer, diabetes ni ninguna de las otras enfermedades notransmisibles. La única excepción eran cuatro personas que ingresaron porhipertensión arterial. Pero esos cuatro casos eran la excepción queconfirmaba la regla, ya que los pacientes no eran neo guineanos, sinoextranjeros residentes en Port Moresby.

En la época del estudio, cuando me disponía a comenzar mi trabajo en NuevaGuinea, me impresionó la excelente forma física de sus habitantes. Nunca via nadie con sobrepeso. Hombres y mujeres parecían culturistas delgados peromusculosos. Llevaban una dieta espartana, compuesta en su mayor parte porproductos que ellos mismos cultivaban. En el caso de los neo guineanos quevivían en las tierras altas, el 90 por ciento de las calorías procedía deun único producto: la batata. No sufrían diabetes ni enfermedadescardíacas. Pero eso no quiere decir que estuvieran del todo sanos. Lamayoría moría a una edad mucho más temprana que los estadounidenses de hoydía: con cincuenta y tantos, o incluso con cuarenta y tantos, no cumplidoslos setenta, los ochenta o los noventa. En lugar de fallecer porenfermedades no transmisibles como las cardíacas o la diabetes, en 1961 losneo guineanos morían por las mismas causas que la mayoría de losestadounidenses hace doscientos años: enfermedades infecciosas como lamalaria o la disentería, accidentes, desnutrición y hambre, y enfermedadesóseas o musculares relacionadas con una forma de vida físicamente muy dura.

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Trasladémonos ahora a la Papúa-Nueva Guinea actual. El país esindependiente desde hace treinta años. Tiene semáforos, aviones,autopistas, supermercados, televisión y las demás ventajas de lamodernidad. Un buen número de neo guineanos no cultivan sus propiosalimentos, sino que comen lo que compran en los supermercados. Hoy en díaveo a muchos con sobrepeso u obesos. Uno de los índices de diabetes máselevados del mundo se da en una tribu que vive en torno a la capital, PortMoresby. Se trata de la tribu wanigela. Hace cincuenta años ninguno de susmiembros tenía diabetes; en la actualidad la sufre el 37 por ciento. Es unatasa siete veces mayor que la italiana.

Les contaré otra historia de mi experiencia personal para ilustrar loscambios de forma de vida y sanitarios que han tenido lugar entre los neoguineanos en las últimas cinco décadas. Durante los últimos quince años heestudiado las aves del único yacimiento petrolífero de Papúa-Nueva Guinea,explotado en el pasado por la multinacional Chevron y en la actualidad poruna empresa radicada en el propio país, llamada Oil Search. Gran parte delos empleados son neo guineanos. Toman las tres comidas diarias en uncomedor de empresa similar a los de Europa o a sus cantinas universitarias.La gente coge una bandeja, pasa por delante de una hilera de platos, sesirve del que le apetece, en la cantidad que quiere, se sienta a una mesadonde hay un salero y un azucarero y se pone la sal y el azúcar que desea.La mayoría de los empleados de la compañía petrolera de Nueva Guinea secrió en aldeas, donde la variedad de alimentos era muy escasa —confrecuencia, solo batata— y la cantidad de comida disponible, reducida. Alentrar en el comedor de la empresa se sienten como si estuvieran en elparaíso. Se llenan el plato hasta formar una semiesfera de comida, se laterminan y vuelven a servirse más. En la mesa se echan cucharadas de azúcarsobre los filetes de ternera y grandes cantidades de sal en las ensaladas.

Por eso en la actualidad muchos empleados neo guineanos de explotacionespetroleras tienen sobrepeso, un problema que no existía en el país hacecincuenta años. Esos trabajadores empiezan a sufrir enfermedades notransmisibles propias de Occidente, como las cardíacas y los accidentescerebrovasculares. Todas las explotaciones petroleras disponen de unconsultorio con médicos y enfermeras. En el personal de esos consultoriosla petrolera incluye a trabajadores sanitarios neo guineanos, para queaconsejen a los empleados sobre cómo adquirir hábitos dietéticos y unaforma de vida saludables. En mi última visita al yacimiento petrolífero, elmédico y la enfermera me contaron que, una vez que los trabajadoressanitarios neo guineanos acuden a asesorar a sus compatriotas sobre cómollevar una forma de vida saludable y empiezan a comer en el comedor de laempresa, en menos de un año ellos mismos presentan síntomas de enfermedadescardíacas y de diabetes.

Así pues, hace cincuenta años los neo guineanos tenían formas de vidatradicionales y enfermedades contagiosas. Hoy en día, cuando muchos hanadoptado la forma de vida occidental, sufren epidemias de enfermedades notransmisibles. Sin embargo, no han experimentado muchos cambios genéticosdurante los últimos cincuenta años. Esta historia pone de relieve que laadopción de la forma de vida occidental ha ocasionado la aparición deenfermedades no transmisibles en Nueva Guinea.

Ejemplos similares de otras partes del mundo ponen asimismo de manifiestola relación entre la forma de vida occidental y las enfermedades notransmisibles. Algunos de ellos se refieren a países que, como Papúa-NuevaGuinea, en los últimos tiempos han adoptado cada vez más la forma de vidaoccidental. Por ejemplo, hace unas pocas generaciones los países árabesproductores de petróleo de Oriente Próximo eran pobres, sus habitantesllevaban una vida espartana y casi no sufrían diabetes. Hoy en día, entreel 15 y el 25 por ciento de la población de los productores de petróleo másricos de Oriente Próximo tiene diabetes.

Otro conjunto de ejemplos que ponen de relieve la relación entre la formade vida occidental y las enfermedades no transmisibles nace de laexperiencia de los inmigrantes de sociedades tradicionales que llegan almundo occidental. Cuando los chinos, los indios, los japoneses o losafricanos emigran a Estados Unidos, Europa u otros países de culturaoccidental, en el plazo de una generación comienzan a sufrir diabetes uotras enfermedades no transmisibles.

Otro ejemplo es el que proporcionan las epidemias urbanas de las grandesciudades del mundo en desarrollo. Cuando los africanos o asiáticos delmedio rural se trasladan a urbes como Lagos, en Nigeria, y adoptan unaforma de vida occidental, acaban sufriendo enfermedades no transmisibles.

También podemos mencionar el caso de los pueblos indígenas en paísesoccidentalizados. Al abandonar su forma de vida tradicional y adoptar lascostumbres occidentales que se han extendido en su país, presentan índicesde enfermedades no transmisibles que figuran entre los más elevados delmundo. Un ejemplo ya citado es la tasa del 37 por ciento de diabetes en latribu de wanigela, que vive en torno a la capital de Papúa-Nueva Guinea. Enla bibliografía sanitaria también son bien conocidos los casos de losindios pima de Estados Unidos y de los aborígenes australianos, cuyosíndices de diabetes se cuentan entre los más altos del mundo.

Todos estos experimentos naturales ponen de relieve que, de alguna manera,la adopción de la forma de vida occidental conduce a epidemias deenfermedades no transmisibles. Pero esa forma de vida comporta muchosfactores relacionados, de manera que, por sí solos, esos estudios noprecisan qué rasgos concretos de la forma de vida occidental sonresponsables de cada enfermedad no transmisible. Cuando pensamos en laforma de vida occidental, la asociamos a una existencia mayormentesedentaria, sin mucho ejercicio, a una elevada ingesta de calorías al día,a sobrepeso, al consumo de grandes cantidades de sal, azúcar y alcohol, auna dieta que, en otros aspectos, no es tradicional, por ejemplo, por serbaja en fibra, y al tabaco. ¿Qué factores de riesgo son responsables decada enfermedad?

Hablemos ahora de dos relaciones entre factores de riesgo y enfermedades:la que existe entre la ingesta de sal y la hipertensión, y la que se daentre obesidad y diabetes.

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Empecemos por la sal. Para los estadounidenses la sal es algo que sale delos saleros, que se obtiene sin esfuerzo y con poco dinero y que estádisponible prácticamente de forma ilimitada. Esto contrasta con lo difícilque era obtenerla durante la mayor parte de la historia. Salvo en lascostas, en la mayoría de los sitios el entorno natural apenas ofrece sal.Por ejemplo, mis amigos de Nueva Guinea me han contado cómo se conseguía lasal antiguamente, antes de la llegada de los colonos europeos. Los neoguineanos recogían las hojas de una planta de la selva que, según habíandescubierto, contenía más sal que otras. Encendían un fuego para quemarlasy reducirlas a cenizas, que a continuación recogían. Eran cenizas saladas,pero también contenían sustancias amargas y sabían fatal. Por eso los neoguineanos las disolvían en agua y las hervían a fin de que la sal seconcentrara y el agua se evaporara. Repetían un par de veces este procesode concentración y evaporación. Al final, tras mucho esfuerzo, tenían unmontoncito de cenizas saladas y todavía un tanto amargas.

Por tanto, los neo guineanos tradicionales deseaban la sal pero no teníanmucha que comer. La ingesta diaria media de sal entre los neo guineanos delas tierras altas con una forma de vida tradicional es de 50 miligramos.Entre los pueblos tradicionales de todo el mundo, se sitúa entre los 50miligramos y los 2 gramos diarios. En cambio, el consumo de sal delestadounidense medio es de unos 10 gramos al día. Resulta impresionantecomparar la sal que contiene un solo plato estadounidense con la ingestamensual o anual de un neo guineano tradicional. Por ejemplo, unahamburguesa Big Mac contiene 1,5 gramos de sal; es decir, la cantidad queun neo guineano tradicional toma al mes. Una lata de sopa de pollo confideos contiene 2,8 gramos; es decir, lo que un neo guineano tradicionalingiere en dos meses. El plato con mayor contenido de sal de que tengonoticia es el de fideos picantes que se sirve en un restaurante asiático deLos Ángeles: contenía 17 gramos de sal. Ese único plato de pasta tiene unacantidad de sal igual a la que un neo guineano tradicional ingiere duranteun año.

Muchos datos demuestran que el consumo de sal es el principal factor deriesgo en muchos casos de presión arterial elevada, también conocida comohipertensión, que puede conducir a un accidente cerebro vascular mortal.Por ejemplo, la ingesta de sal más elevada que conozco en el mundo es la dela prefectura de Akita, en el norte de Japón: el habitante medio consume 27gramos diarios, una cantidad que triplica la ingesta media de europeos yestadounidenses. Hay constancia de que un hombre de esa prefectura tomabaun promedio de 61 gramos de sal diarios. Eso significa que al cabo de docedías se habría acabado un paquete de sal de 700 gramos. Esta elevadaingesta de sal se correlaciona con el hecho de que los habitantes de laprefectura de Akita presentan el índice más elevado de hipertensión yaccidente cerebro vascular mortal de todas las poblaciones del mundo que seconocen. En Akita, la causa principal de muerte es el accidentecerebro-vascular, que en otras sociedades occidentalizadas se sitúa detrásde la diabetes, las enfermedades cardíacas y el cáncer.

No todas las hipertensiones están relacionadas con la sal. Algunas personasla sufren por razones ajenas a su consumo. Así pues, los médicos hablan dehipertensión sensible a la sal y de hipertensión no sensible a la sal. Porotra parte, ni siquiera la primera se debe por completo a la ingesta desal, sino que en ella también inciden factores genéticos: con el mismoconsumo de sal, unas personas son más propensas que otras a presentarhipertensión. En estudios realizados por genetistas se han identificadomuchos de los factores genéticos por los que ciertas personas son máspropensas a padecer una hipertensión relacionada con el consumo de sal.Resulta que un buen número de esos factores genéticos son los responsablesde la reabsorción de sal por parte de los riñones.

¿Por qué iban nuestros genes a programarnos para que los riñones reabsorbanla sal, si la acumulación de esta sustancia nos predispone a morir dehipertensión o accidente cerebro vascular? Puesto que la evolución porselección natural tiende a eliminar los genes nocivos, cabría esperar quelos que propician una acusada absorción de sal por parte de los riñoneshubieran desaparecido.

La explicación es que, aunque la absorción de sal por parte de los riñoneses perjudicial hoy en día, con una forma de vida occidental, habría sidoventajosa en el pasado, cuando la gente vivía de modo tradicional. En laactualidad, con un acceso prácticamente ilimitado a los saleros, elprincipal problema que plantea la sal no es obtenerla, sino librarse deella. Pero para los pueblos tradicionales del pasado, y para los que hoy endía continúan llevando formas de vida tradicionales, el problema no eslibrarse de ella, sino conseguirla en cantidad suficiente, como hemos vistoen el ejemplo de los grandes esfuerzos que en el pasado realizaban los neoguineanos de las tierras altas para obtenerla de las hojas de una planta.Cuando el cuerpo no puede conseguir o retener suficiente sal, suele sufrirespasmos debidos a la pérdida de sal con el sudor o en trastornos como ladiarrea y la disentería. De ahí que para los pueblos con formas de vidatradicionales fuera una ventaja, no un inconveniente, que los riñonesconservaran la sal. La selección natural favoreció los genes de laretención renal de sal. Solo en la época contemporánea, con ladisponibilidad generalizada de los saleros, esos riñones que conservan lasal han dejado de ser una ventaja para convertirse en un inconveniente.

Nos encontramos, por tanto, ante una paradoja. En el pasado los riñones queretienen la sal nos ayudaban a sobrevivir; ahora contribuyen a matarnosporque ha cambiado nuestra forma de vida, sobre todo la ingesta de sal. Unejemplo de esta paradoja es la población afroamericana de Estados Unidos.Es la más propensa del país a padecer hipertensión relacionada con lasensibilidad a la sal. Si comparamos grupos de estadounidenses emparejadospor consumo de sal, veremos que el que presenta un índice mayor dehipertensión relacionada con la sal es el de los afroamericanos. ¿Acaso hayalgo en su historia evolutiva que explique esa tendencia a la hipertensiónsensible a la sal?

No estamos seguros de cuál es la explicación, pero a continuación indicamosla conjetura que se ha planteado. Pensemos en la historia de la poblaciónafroamericana. Proviene de África, principalmente del interior delcontinente, de zonas alejadas de la costa, donde, para empezar, al igualque en las tierras altas de Nueva Guinea, no había mucha sal. Los esclavoseran capturados por cazadores locales, conducidos a pie hasta la costa encondiciones climáticas tórridas y encerrados en barracones del litoral,donde sufrían todavía más calor, a la espera de que llegaran los barcosnegreros. Durante todo ese tiempo no dejaban de sudar y perder sal, yseguramente algunos morían por los espasmos producidos por la carencia deesa sustancia. A continuación se les llevaba a la bodega del barco, con uncalor igualmente sofocante, de modo que sudaban a lo largo de toda latravesía hasta el Nuevo Mundo, que duraba varias semanas. Las condicioneshigiénicas de los buques eran espantosas. Las causas de muerte máshabituales en las travesías de los esclavos eran la disentería y lasenfermedades infecciosas asociadas a la falta de higiene. La disenteríaimplicaba una pérdida de sal aún mayor debida a la diarrea, a lo cualhabría que añadir la pérdida de sal a través del sudor generado por elcalor. Cuando los esclavos llegaban al Nuevo Mundo, se les volvía aencerrar en barracones antes de conducirlos a pie a las plantaciones, dondedebían trabajar bajo el calor y en condiciones insalubres.

Todo esto significa que una de las principales causas de muerte entre losesclavos era la pérdida de sal debida a la sudoración o la diarrea.Aquellos cuyos riñones no eran especialmente eficientes en la retención desal solían fallecer por la pérdida de esa sustancia.

Solo tenían posibilidades de sobrevivir aquellos con riñones que retuvieranmejor la sal. De ahí que con toda probabilidad la historia de la trata deesclavos seleccionara a personas cuyos riñones tuvieran una capacidadenormemente elevada de retener sal, mucho mayor que la de otras poblacioneshumanas. Los riñones con esa capacidad eran esenciales para sobrevivir encondiciones de esclavitud. Sin embargo, hoy en día, cuando losdescendientes de esos esclavos tienen un acceso ilimitado a la sal, susriñones, antes beneficiosos, conducen a tasas mayores de hipertensiónarterial relacionada con la sal y de accidente cerebro vascular.

Desde el punto de vista individual, ¿qué podemos hacer para protegernos delriesgo de hipertensión arterial? Una respuesta aparentemente sencillasería: ¡no echar sal en la comida! Pero eso no basta. Yo antes me sentíaorgulloso porque mi esposa y yo ni siquiera tenemos salero en la mesa de lacocina, y nunca sazono la comida con sal.

Por desgracia, eso no basta. Resulta que en Europa y Estados Unidos granparte de la sal que consumimos es sal «oculta», es decir, no la echamosnosotros y ni siquiera vemos cómo se añade. La mayor parte de la queingerimos se incorpora a los alimentos sin que lo veamos; la ponen elcocinero del restaurante, o el fabricante o empaquetador de la comida queadquirimos en el supermercado. Es evidente que un buen número de losalimentos procesados que compramos en el mercado tienen mucha más sal quelos naturales: por ejemplo, el salmón ahumado tiene doce veces más sal por500 gramos que el fresco. Curiosamente, la principal fuente de sal de losestadounidenses son los productos fabricados con cereales como el pan, labollería y los propios cereales para el desayuno, que creemos que no llevansal pero a los que se les añade durante su elaboración. Con frecuencia a lacarne que compramos en el mercado le han inyectado una cantidad de agualigeramente salada que puede llegar a representar el 20 por ciento de supeso. Los envasadores pretenden darle mejor sabor (¡la sal sabeestupendamente!) y ahorrar dinero (al supermercado le cuesta mucho menoscomprar 5 kilos de carne más uno de agua salada que 6 de carne, pero lacarne inyectada se vende al peso, no por la carne que en realidadcontiene). Otra razón por la que a los fabricantes de alimentos les gustaañadir sal a la comida procesada es que las empresas que nos la vendensuelen ser las mismas que nos venden bebidas embotelladas: los alimentossalados dan sed e inducen a comprar más bebidas embotelladas.

Estos lamentables datos significan que, si se quiere reducir la ingesta desal, no solo hay que retirar el salero de la mesa, sino también leer conatención las etiquetas en que se indica el contenido en sal de losalimentos comprados en el supermercado. A la larga, la solución radica enconvencer a los fabricantes de alimentos de que reduzcan la cantidad de salde sus productos. Pero no es algo que les entusiasme, ya que ganan másdinero añadiéndosela a la comida. Es alentador que algunos gobiernos,preocupados por el dinero que gastan en dispensar atención médica a lasvíctimas de accidentes cerebrovasculares y por las pérdidas que produce elacortamiento de la vida laboral de sus ciudadanos, estén presionando a laindustria alimentaria para que disminuya paulatinamente la cantidad de salde sus productos. De este modo, el gobierno finlandés redujo el índice demortalidad nacional por accidente cerebro vascular en un 75 por ciento, locual ha incrementado en cinco años la esperanza de vida de su población.

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La otra enfermedad relacionada con la forma de vida occidental de la quehablaré es la diabetes. Me referiré en concreto a la más habitual, lallamada diabetes tipo 2, asociada a la forma de vida. La tipo 1, menosfrecuente, guarda una relación mucho menor con la forma de vida. Mientrasque la hipertensión arterial tiene que ver con el metabolismo de la sal, ladiabetes está relacionada con el del azúcar, cuya concentración en sangrese eleva de forma anormal después de las comidas. Esas concentracionesaltas dañan los nervios y vasos sanguíneos, y el exceso de azúcar pasa dela sangre a la orina. En la diabetes tipo 2, el principal factor de riesgorelacionado con la forma de vida es la obesidad, pero también influyenotros factores, como el consumo excesivo de azúcar y grasas, y la falta deejercicio. En general, los diabéticos tipo 2 consiguen reducir los síntomasde la enfermedad modificando su forma de vida, sobre todo haciendoejercicio, consumiendo menos calorías y perdiendo peso.

Varios «experimentos naturales» ponen de relieve la relación existenteentre la forma de vida y los síntomas de la diabetes. Por ejemplo, unoscientíficos japoneses tuvieron la brillante idea de comparar, en un mismográfico, los altibajos del mercado de valores japonés (el índice Nikkei)con los de los síntomas de la diabetes que mencionaban los pacientesnipones. Aunque parezca increíble, resultó que las fluctuaciones delgráfico de síntomas de la diabetes reflejaban con asombrosa fidelidad lasobservadas en el gráfico bursátil, porque cuando el mercado de valores estáen alza la gente se siente rica o realmente lo es, come más, engorda y ladiabetes representa un peligro para ella. Otro experimento natural loproporciona el sitio de París de 1870-1871, cuando los ejércitos alemanesrodearon la ciudad e impidieron el suministro de alimentos, por lo que losparisinos pasaron hambre. Los médicos franceses observaron que durante elasedio muchos diabéticos dejaron de sufrir síntomas de la enfermedad. Otroejemplo son los judíos de Yemen, que después de dos mil años de vidaespartana se zambulleron de golpe en las costumbres occidentales cuandoentre 1949 y 1950 el Estado de Israel los trasladó en avión al país. A sullegada a Israel, prácticamente ninguno sufría diabetes, pero tras dosdécadas en medio de la abundancia de alimentos de su nuevo país el 13 porciento presentaba la enfermedad.

El último experimento natural que pone de relieve la relación entre laforma de vida occidental y la diabetes lo proporciona una remota isla delPacífico llamada Nauru. Tradicionalmente los micronesios de Naurutrabajaban con ahínco para conseguir alimentos mediante la pesca y la agroganadería, y padecían frecuentes hambrunas ocasionadas por las sequías.Cuando Nauru fue colonizada por Alemania y después por Australia, sedescubrió que su suelo descansa sobre un terreno rocoso que contiene lamayor concentración del mundo de fosfato, componente esencial para losfertilizantes. En 1922 la empresa minera dedicada a su extracción por fincomenzó a pagar derechos de explotación a los habitantes de la isla. Elprimer caso de diabetes se registró en 1925. Durante la Segunda GuerraMundial, el ejército japonés ocupó Nauru, trasladó a sus habitantes a laisla de Truk y los obligó a trabajar en condiciones de inanición (la raciónde comida se limitaba a 250 gramos diarios de calabaza). A consecuencia deesa situación la mitad murió de hambre.

Acabada la guerra, los nauruanos regresaron a su isla y volvieron a recibirderechos de explotación de la compañía minera, pero no retomaron las tareasagrícolas y ganaderas; comenzaron a comprar la comida en supermercados, seconvirtieron en uno de los pueblos más ricos del mundo (el fosfato llegó agenerar ingresos de veinte mil dólares por persona) y se compraronvehículos de motor para desplazarse por su diminuta isla (de unos doskilómetros de radio) sin tener que caminar. Se convirtieron en el pueblomás obeso del océano Pacífico, el que tenía la tensión arterial media máselevada y la mayor prevalencia de diabetes, causa de muerte más habitual enla isla, aparte de los accidentes. Un tercio de los nauruanos mayores deveinte años y el 70 por ciento de los pocos que llegan a los setenta sondiabéticos. En los últimos años la prevalencia de diabetes ha comenzado areducirse en Nauru, aunque la vida sedentaria y la obesidad no hancambiado. Esto sugiere que los nauruanos genéticamente propensos a ladiabetes tenían más riesgo de morir a causa de ella, de manera que en pocasdécadas los genes que predisponen a su desarrollo han ido disminuyendogracias a la selección natural. Si esta interpretación es correcta, laeliminación de los genes que predisponen a la diabetes entre los nauruanos,ocasionada por las muertes producidas por la enfermedad, representa el casomás rápido de selección natural en humanos del que tengo noticia.

En los últimos tiempos, el aumento de la prosperidad y, por tanto, delconsumo de alimentos en China y la India ha dado lugar a que los índices dediabetes se disparen en ambos países, donde su incidencia era nimia hastahace unas décadas. Hoy en día, China y la India compiten entre sí por elprimer puesto entre los países con mayor número de diabéticos del mundo:más de cincuenta millones en cada uno. Pero la distribución social de laenfermedad en ambos es opuesta a la observada en Estados Unidos y Europa.Entre los estadounidenses y los europeos, la gente urbana más adinerada ypreparada tiene menos diabetes que los pobres y menos formados, porque loseuropeos y estadounidenses ricos y preparados saben que no es sano comer enexceso, en tanto que los pobres siguen teniendo dinero suficiente parapermitirse alimentos poco saludables que engordan y provocan sobrepeso,pero no han recibido información sobre los hábitos alimentarios sanos. Porel contrario, en la India y probablemente también en China los ricos quepueden permitirse comer mucho todavía ignoran las consecuencias que lasobrealimentación tiene para la salud, por lo que siguen comiendo mucho yacaban presentando diabetes. En cambio, los indios y probablemente loschinos pobres, sin formación y de zonas rurales todavía no disponen deinformación sobre los hábitos alimentarios saludables, pero tampoco tienendinero suficiente para comer en exceso, de modo que entre ellos todavía nose ha disparado la diabetes.

La prevalencia de la diabetes en los países europeos ricos y en EstadosUnidos es solo del 5 al 9 por ciento, y en Islandia se reduce al 2 porciento. Antes los médicos pensaban que eso era lo normal entre los sereshumanos de todo el mundo. Conocían casos de prevalencias elevadas enalgunos pueblos no europeos, sobre todo entre los habitantes de Nauru, losindios pima de Norteamérica y la tribu de los wanigela de Papúa-NuevaGuinea. Pero se creía que esos pueblos no europeos con una elevadaprevalencia de diabetes constituían excepciones que era preciso explicar, yque la norma eran los europeos, con prevalencias menores. Ahora sabemos quelas poblaciones europeas con prevalencias bajas son la excepción que hayque explicar, y que la norma en el mundo son las prevalencias elevadassiempre que la gente puede permitirse comer en exceso. Las principalespoblaciones no europeas del mundo, siempre que pueden permitirse lasobrealimentación, presentan prevalencias de diabetes del 15 al 30 porciento o mayores. Así es en el caso de los africanos, los indiosamericanos, los isleños del Pacífico, los neo-guineanos, los aborígenesaustralianos, los habitantes del este y del sur de Asia, los árabes y otraspoblaciones de Oriente Próximo. En consecuencia, la pregunta que hemos deresponder no es qué tienen de extraordinario los nauruanos, los indios pimay la tribu wanigela, sino qué tienen de extraordinario los europeos.

Para responderla debemos comprender por qué la diabetes ha llegado a sertan habitual. La tipo 2 tiene una base genética: las poblaciones con genesque predisponen a sufrirla presentan una prevalencia elevada de diabetes aladoptar la forma de vida occidental. Pero la evolución por selecciónnatural suele eliminar los genes nocivos acabando selectivamente con losindividuos que los portan, y no cabe duda de que la diabetes es nociva.¿Por qué la selección natural no ha eliminado del patrimonio genéticohumano los genes que nos predisponen a padecerla?

Para comprender la respuesta a esta paradoja, recordemos la que se ha dadoa una paradoja similar: la de la conservación y la hipertensión. En lasformas de vida tradicional el problema de los seres humanos era conservarla sal, no eliminarla. En esas condiciones, quienes tenían genes quefomentaban la retención eficiente de sal sobrevivían mejor. Posteriormente,cuando la modernidad reportó una disponibilidad ilimitada de sal, lacapacidad para retenerla dejó de ser una ventaja para convertirse en uninconveniente.

A mí me parece que la evolución de nuestros genes, que ahora nospredisponen a la diabetes, puede explicarse mediante consideracionesevolutivas similares. Esos genes nos programan para que liberemos conrapidez una hormona, la insulina, que nos permite almacenar en forma degrasa los excesos de calorías que consumamos en una gran comida. En lasformas de vida tradicionales, los largos períodos de disponibilidadlimitada de alimentos y de alguna que otra hambruna se alternan con otros,menos frecuentes, de gran abundancia de comida, por ejemplo, cuando loscazadores consiguen matar a un elefante o los ganaderos deciden sacrificara sus cerdos y darse un gran festín. Los individuos con gran capacidad paraalmacenar en forma de grasa las calorías que ingieren en los infrecuentesmomentos de abundancia serían los más capaces de sobrevivir a losposteriores períodos de escasez. La insulina es la hormona que nos permitealmacenar en forma de grasa las calorías ingeridas. Es decir, la capacidadpara convertir en grasa los alimentos ingeridos era tradicionalmentebeneficiosa. Solo hoy en día, cuando el estilo de vida occidental poneconstantemente a nuestra disposición comida en abundancia, como si la vidafuera un eterno festín, esa capacidad se ha convertido en algo perjudicial,pues nos lleva a acumular una grasa que nunca tenemos oportunidad dequemar. Avala esta interpretación el hecho de que la secreción de insulinatras una comida sea mayor en pueblos tradicionales ahora tristementefamosos por su mayor predisposición a la diabetes —como los nauruanos, losindios pima, los aborígenes australianos y los afroamericanos— que en loseuropeos.

Esta interpretación deja una pregunta sin responder: si todos los noeuropeos constituyen la norma, y los europeos la excepción, ¿por qué fueronestos los únicos que desarrollaron índices bajos de secreción de insulina,de modo que solo un número relativamente escaso de ellos presenta diabetesaunque vivan como si estuvieran siempre dándose un festín? Creo que larespuesta tiene que ver con la historia de la disponibilidad de alimentosen Europa. Hasta la Edad Media, los registros históricos dejan claro quelos europeos sufrían hambrunas frecuentes, del mismo modo que pueblos deotros lugares del mundo las sufren en la actualidad. A partir de eseperíodo, los primeros pueblos del mundo que escaparon al peligro de lashambrunas fueron europeos. Los registros históricos demuestran que lasfrecuentes hambrunas generalizadas y prolongadas que antes habíancaracterizado a Europa y al resto del mundo comenzaron a desaparecer delViejo Continente, primero en el Reino Unido y los Países Bajos, a finalesdel siglo XVII; esa tendencia fue extendiéndose hacia el sur, para llegar aItalia y el resto de la Europa mediterránea a finales del XIX. Ladesaparición del riesgo de hambrunas se debió al desarrollo de formasfiables de suministro de alimentos, pieza clave del estilo de vidaoccidental. Utilizamos la expresión «estilo de vida occidental» para aludira la abundancia segura de alimentos precisamente porque fue en Occidentedonde primero se observó. Varias razones explican por qué en la Europa delos últimos siglos se desarrolló una provisión fiable de alimentos: estadoseficientes que distribuían el grano almacenado a las zonas afectadas porhambrunas; transporte marítimo y terrestre eficiente; ampliación de losproductos agrícolas básicos gracias a cultivos procedentes del Nuevo Mundo(como el maíz, de origen mexicano, y los tomates ahora tan apreciados enItalia), y la fiabilidad de la agricultura de secano europea, en lugar dela dependencia de la agricultura de regadío como en gran parte del restodel mundo. A medida que se daba por sentada la provisión de alimentos, loseuropeos con genes que determinaban la secreción rápida de insulina ya noobtenían ningún beneficio de su capacidad para sobrevivir a la inanición,sino que sufrían el perjuicio de engordar y contraer diabetes. Mi hipótesises que, en los últimos siglos, los europeos sufrieron una epidemia dediabetes más lenta y menos espectacular que la observada recientementeentre los nauruanos, pero que no por ello dejó de matar de manera selectivaa los más predispuestos a padecerla.

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He hablado únicamente de las dos enfermedades no transmisibles que serán lacausa de muerte de la mayoría de nosotros: la diabetes y el accidentecerebro-vascular. Otras no transmisibles que también forman parte del modode vida occidental son las cardíacas, la aterosclerosis, la vascularperiférica y la gota. En el caso de estas, como en el del accidentecerebro-vascular y la diabetes, tenemos que averiguar qué rasgos concretosde las formas de vida occidentales nos predisponen a sufrir cada una deellas.

Para terminar, queda una cuestión práctica: ¿qué debemos hacer para reducirel riesgo de contraer enfermedades no transmisibles? Podríamos responderingenuamente que adoptar una forma de vida tradicional. Pero esta incluyemuchos elementos que desde luego no queremos, como morirnos jóvenes deenfermedades infecciosas, pasar hambre con frecuencia y un riesgo elevadode muerte violenta. De la forma de vida tradicional solo queremos lo quenos proteja de las enfermedades no transmisibles, como, por ejemplo, hacerejercicio, ingerir poca sal, llevar una dieta sensata y no tener sobrepeso.

Algunos amigos míos protestan: ¡qué perspectiva tan horrible! ¡No quierolimitar mi dieta a biscotes de régimen y agua! ¡Prefiero disfrutar dequesos y vinos de calidad, y morirme feliz a los setenta y cinco, aalimentarme solo de biscotes y agua y llevar una vida deprimente hasta losnoventa y cinco!

Pero no tenemos por qué elegir entre quesos y vinos de calidad, y biscotesde régimen y agua. Los italianos son una prueba palpable de que es posiblecomer estupendamente sin dejar de estar sano. La típica dieta italiana, conmucho aceite de oliva, pescados y verduras, se parece a la tradicional. Lositalianos disfrutan de una de las mejores cocinas del mundo. No se limitana los biscotes de régimen y el agua. A diferencia de muchosestadounidenses, no engullen los alimentos sin hablar, sino que destinanlargo tiempo a las comidas, hablan entre sí y, paradójicamente, terminancomiendo menos, no más. La prevalencia de diabetes en Italia es menor queen gran parte de los otros países europeos (¡aunque, lamentablemente,¡hasta los italianos comen cada vez más y tienen más sobrepeso!). Lositalianos son la prueba palpable de que se puede gozar al máximo sin dejarde llevar una vida sana.

Capítulo 7
Los principales problemas de la humanidad

He aquí una pregunta precisa y sencilla: ¿a qué problemas importantes seenfrentarán las sociedades del mundo en un futuro próximo?

A continuación resumiré los principales problemas del mundo en unas cincomil palabras. Me centraré en tres conjuntos de problemas. Evidentemente,además de los que yo analizo, el mundo tiene otros ante sí. Pero creo quetodos coincidirán conmigo en que estos serán los importantes.

Naturalmente, el primer conjunto de problemas que analizaré es elrelacionado con el cambio climático global. A estas alturas, la mayoría haoído hablar de él. Muchos creen entenderlo, pero en realidad es un asuntoimportante, complicado y confuso que en general no acaba de comprenderse.No se trata de un solo problema, sino de un interesante conjunto deproblemas interrelacionados, de origen físico, biológico y social, congrandes repercusiones sociales. Es uno de los factores que más determinaránnuestra vida en la próxima década. Como comporta una complicadaconcatenación de causas y efectos, realizaré una breve introducción que lesayude a comprenderla.

El punto de partida es la población humana mundial y el impacto medio porpersona; es decir, los recursos que por término medio consumimos y losresiduos que producimos, unos y otros en aumento.

La actividad humana genera dióxido de carbono y lo libera a la atmósfera,principalmente quemando combustibles fósiles. El segundo gas de efectoinvernadero más importante es el metano, en la actualidad mucho menosrelevante que el dióxido de carbono, si bien podría cobrar importanciadebido a un posible ciclo de retroalimentación. Este ciclo consiste en queel calentamiento global derrite el permafrost, con lo que se libera metano,lo cual produce un mayor calentamiento, que a su vez provoca una mayorliberación de metano, y así sucesivamente.

El principal efecto de la emisión de dióxido de carbono que más se haanalizado es su acción como gas de efecto invernadero en la atmósfera. Congas de efecto invernadero me refiero a que absorbe la radiación infrarrojaque la Tierra lanza al espacio, con lo que aumenta la temperatura de laatmósfera. Pero el dióxido de carbono tiene otros dos efectos principales.En primer lugar, el de origen humano también se acumula en los océanos, nosolo en la atmósfera. El ácido carbónico resultante incrementa la acidezdel océano, que ya es más elevada que en ningún otro momento de los últimosquince millones de años. En consecuencia las estructuras coralinas sedisuelven, lo cual supone el fin de los arrecifes, que, además de ser unimportante vivero para los peces marinos, protegen los litorales tropicalesy subtropicales de las olas y los tsunamis. En la actualidad los arrecifesde coral disminuyen a un ritmo de entre el 1 y el 2 por ciento anual, locual significa que en este siglo desaparecerán, lo que a su vez conllevaráuna enorme reducción tanto de la disponibilidad de marisco como de laseguridad de las costas tropicales.

El otro efecto principal de la emisión de dióxido de carbono es suinfluencia directa en los cultivos vegetales, unas veces negativa y otras,positiva.

Con todo, la consecuencia más analizada de la emisión de dióxido de carbonoes que calienta la atmósfera. Es lo que llamamos calentamiento global. Peroen realidad el efecto es tan complejo que la expresión «calentamientoglobal» resulta inexacta. En primer lugar, la relación causa-efectoencierra una paradoja: el calentamiento atmosférico acaba enfriando algunaszonas. En segundo lugar, con la tendencia general al calentamiento compiteen importancia para las sociedades humanas el incremento de la variabilidadclimática: hay más temporales e inundaciones, las épocas más cálidastienden a ser tórridas y las frías, gélidas, lo cual produce situacionescomo las nevadas registradas hace poco en Egipto y la reciente ola de fríoen Estados Unidos. Por este motivo algunos políticos estadounidenses que noentienden el cambio climático piensan que esas situaciones desmienten suexistencia. En tercer lugar, hay procesos de muy larga duración, como laacumulación de dióxido de carbono en los océanos, y su lenta emisión. Enconsecuencia, aun en el caso de que todos los seres humanos de la Tierramurieran o dejaran de quemar combustibles fósiles esta noche, la atmósferacontinuaría recalentándose durante varias décadas. Por último, existengrandes agravantes no lineales que podrían recalentar el mundo con muchamayor rapidez de lo que indican las proyecciones más moderadas. Entre ellosfiguran el derretimiento del permafrost y el posible derrumbe de las capasde hielo de la Antártida y Groenlandia.

De las consecuencias de la tendencia global al calentamiento mencionarécuatro. La más evidente para muchas personas de todo el mundo es la sequía.Por ejemplo, este año es el más seco de la historia de mi ciudad, LosÁngeles, desde que comenzaron a tomarse mediciones a comienzos del sigloXIX. Las sequías son nocivas para la agricultura. Y las ocasionadas por elcambio climático mundial se distribuyen de manera desigual por el mundo.Las zonas más afectadas son Norteamérica, el Mediterráneo y OrientePróximo, África, las regiones agrícolas del sur de Australia y el Himalaya.La nieve acumulada en esta cordillera proporciona gran parte del agua queprecisan China, Vietnam, la India, Pakistán y Bangladesh, países que no secaracterizan por la resolución pacífica de sus conflictos.

La segunda consecuencia de la tendencia al calentamiento global es unamenor producción de alimentos agrícolas, a causa de la sequía que acabo demencionar y, paradójicamente, del incremento de las temperaturasterrestres. La reducción de la producción de alimentos es un problemaporque la población humana y su nivel de vida, y por tanto el consumo dealimentos, están incrementándose a un ritmo que se cree que se situará enel 50 por ciento en las próximas décadas. Es una situación lamentable, puesen la actualidad ya tenemos un problema alimentario, con varios miles demillones de personas desnutridas.

Una tercera consecuencia de la tendencia general al calentamiento es quelos insectos tropicales portadores de enfermedades están desplazándose azonas templadas. Hasta el momento algunos de los problemas sanitariosresultantes han sido la llegada a Italia y Francia de la fiebre tropical dechikunguña; la reciente transmisión del dengue y la expansión deenfermedades producidas por las garrapatas en Estados Unidos; y laextensión de la malaria y la encefalitis vírica.

La última consecuencia de la tendencia al calentamiento que mencionaré esla subida del nivel del mar. Calculando por lo bajo, se estima que en estesiglo la subida media del nivel del mar será de un metro, pero en el pasadoel nivel se ha elevado hasta 23 metros. La incertidumbre principal secentra en el posible derrumbe de las capas de hielo del Antártico yGroenlandia. Sin embargo, una subida media de solo un metro, agravada portemporales y mareas, bastaría para acabar con la habitabilidad de muchasáreas densamente pobladas, como Bangladesh y algunas zonas del litoraloriental de Estados Unidos.

Cuando hablo del cambio climático, me preguntan con frecuencia si presentaalgún efecto positivo para las sociedades humanas. Sí, tiene algunos, comola perspectiva de que, al derretirse el hielo ártico, se abran rutas detransporte en las zonas más septentrionales del mundo, y quizá unincremento de la producción de trigo en Siberia, Canadá y otras regiones.Sin embargo, para las sociedades humanas, casi todos los efectos sonenormemente negativos.

¿Hay alguna solución tecnológica rápida para estos problemas? Puede quehayan oído hablar de ciertas propuestas de geo ingeniería, como la deinyectar partículas en la atmósfera, o la de extraerle dióxido de carbonopara refrescarla. Pero todavía no hay ningún remedio de eficacia probadabasado en la geo ingeniería. Esa clase de métodos resultan muy costosos, yseguro que cualquiera de ellos, además de tardar mucho tiempo en surtirefecto, tendrá repercusiones imprevistas. En consecuencia, para conseguirque al undécimo intento la geo ingeniería produjese únicamente los efectosdeseados, antes tendríamos que destruir la Tierra diez veces. Por eso lamayoría de los científicos cree que esa clase de experimentos sonmortalmente peligrosos y que hay que prohibirlos.

¿Significa todo esto que el futuro de la civilización humana es desolador yque nuestros hijos terminarán habitando un mundo en que no merecerá la penavivir? Por supuesto que no. El cambio climático está causado poractividades humanas, de modo que podemos atenuarlo reduciendo esasactividades, lo cual significa quemar menos combustibles fósiles y producirmás energía nuclear y de fuentes renovables. Con solo que Estados Unidos yChina llegaran a un acuerdo bilateral sobre las emisiones de dióxido decarbono, eso afectaría al 41 por ciento de las emisiones actuales. Si alacuerdo se unieran también la Unión Europea, la India y Japón, estaríamoshablando del 60 por ciento de las emisiones. El principal obstáculo es lafalta de voluntad política.

¿Qué cuestiones debemos plantearnos en relación con el cambio climáticoglobal? Son unas cuantas, entre ellas las siguientes:

  1. Cómo alcanzar acuerdos multilaterales o mundiales sobre las emisiones dedióxido de carbono.
  2. Ventajas y desventajas de diferentes tipos de leyes y regulaciones, comolos impuestos que gravan las emisiones de dióxido de carbono, paraincentivar a la gente y a los países a reducirlas.
  3. Qué cambios en la productividad agrícola cabe esperar en diferentespartes del mundo.
  4. Qué cambios en materia de enfermedades cabe esperar en diferentes zonasdel mundo.
  5. Cómo alimentar a los 9.000 millones de personas que se espera que tengala Tierra a finales de este siglo (ya nos cuesta alimentar a los 7.000actuales).
  6. Cómo animar a la gente a consumir menos y a tener menos hijos.
  7. Cómo afrontar la mayor variabilidad climática y la subida del nivel delmar que se esperan.
  8. Y cómo mantener el nivel de vida consumiendo menos energía y pasando delos combustibles fósiles a las energías renovables y la nuclear.

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Este es el primer conjunto de problemas que, en mi opinión, figuran entrelos más importantes que tiene el mundo.

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De los tres principales conjuntos de problemas que en mi opinión tiene elmundo, el segundo es la desigualdad. Y pienso en la desigualdad tanto entrepaíses como dentro de cada uno de ellos.

En cuanto a la primera, hay grandes diferencias de riqueza y de nivel devida entre los países del mundo. La riqueza nacional se mide, bien mediantela renta per cápita, corrigiéndola en función del poder adquisitivo, bien através del producto interior bruto (PIB) per cápita. Según ambos índices,Noruega, el país más rico del mundo, es cuatrocientas veces más rico quelos países más pobres de la Tierra, como Níger, Burundi y Malaui. Italia,aunque a considerable distancia de Noruega, no deja de ser rico en elcontexto mundial: más de cien veces que los países más pobres del mundo.

¿Qué consecuencias tienen esas diferencias de riqueza nacional? La mayoríade los ciudadanos de muchos países no puede permitirse cosas que en EstadosUnidos consideramos necesidades, o no tienen acceso a ellas. Por ejemplo:suficiente comida, agua potable, educación para los hijos, formaciónlaboral, asistencia médica y servicios de odontología. La mayoría de laspersonas de muchos países tampoco pueden acceder a cosas que para nosotrosson lujos, no necesidades, pero sin las que no querríamos vivir, como latelevisión y los cines.

En el pasado, los habitantes de los países ricos podían pensar en su fuerointerno, y en ocasiones decir en voz alta: Sí, es muy triste la situaciónde los habitantes de los países pobres. Pero su pobreza es en parte ototalmente culpa suya, porque son perezosos, o porque carecen de la éticadel trabajo europea y judeocristiana. Además, sea o no sea culpa suya, essu problema, no el nuestro. Su pobreza no nos afecta.

Sin embargo, en el mundo globalizado esa pobreza ya no es únicamente suproblema. Ahora también es el nuestro. Su pobreza sí nos afecta. Loshabitantes de países pobres muy lejanos como Afganistán y Somalia cuentancon muchos medios para enterarse de lo que se pierden. Tienen teléfonosmóviles y otras fuentes de información. Ven y saben que los europeos yestadounidenses gozan de una vida mejor y de más oportunidades que ellos ensus países pobres. Por eso sienten envidia, se enfurecen y caen en ladesesperación.

En un mundo globalizado, cuando la gente siente envidia, furia ydesesperación, dispone de muchas maneras, conscientes o inconscientes, decompartirlas con nosotros. Inconscientemente, sin pretenderlo, enferma. Conla globalización actual, los ciudadanos de países ricos viajan a paísespobres, donde contraen enfermedades que llevan a sus lugares de origen.Muchos ciudadanos de países pobres logran llegar a los ricos. Debido a laglobalización, sus enfermedades se extienden con rapidez a los paísesricos. El ejemplo más conocido e importante es el sida, que surgió enÁfrica y se ha extendido por todo el mundo. Otros ejemplos de enfermedadesque pasan de los países pobres a los ricos son la gripe porcina, el virusde Marburgo, el del Ébola, la fiebre de chikunguña, el dengue, el cólera yla malaria.

Los ciudadanos furiosos de los países pobres no pretenden que enfermemos;sus enfermedades transmisibles solo son el resultado no deseado de la faltade acceso a la atención sanitaria. Por otra parte, lo que los ciudadanos deesos países sí hacen deliberadamente, sin que con ello pretendan causarnosningún daño, es emigrar a los países ricos. Los gobiernos de muchasnaciones pobres están intentando mejorar la vida de sus ciudadanos, peroestos saben que esos esfuerzos tardarán años en dar fruto, si es que llegana darlo. Los pobres no quieren esperar durante décadas. Quieren, para sí ypara sus hijos, seguridad, sanidad y oportunidades, y sin demora. Elresultado es un imparable flujo migratorio. Los principales emisores deemigrantes en Estados Unidos son América Central y del Sur, Somalia y Asia;en Europa Occidental son África, Europa del Este y Oriente Próximo.

Emigrar, al contrario que enfermar, es algo que los ciudadanos de lospaíses pobres hacen consciente y deliberadamente. Lo hacen sin la intenciónde causarnos ningún daño. Solo pretenden ayudarse a sí mismos. Losinmigrantes ilegales reportan beneficios, y también problemas. Y estos soninnegables. De ahí que la inmigración ilegal se haya convertido en unasunto muy polémico en Estados Unidos, Europa Occidental, Australia y otrospaíses ricos.

Ahora bien, hay cosas que la gente que siente envidia, furia odesesperación hace con la intención de causarnos daño. Una de ellas esconvertirse en terroristas o apoyar a quienes optan por esa vía. Losterroristas nos hacen daño estrellando aviones contra nuestros edificios,detonando bombas en nuestras estaciones de tren y colocándolas en la metade maratones. Secuestran y asesinan a viajeros y turistas. Secuestranbarcos.

Todo eso —las enfermedades, la inmigración y el terrorismo— es consecuenciadirecta de la desigualdad entre las naciones. La propagación de lasenfermedades y la inmigración son procesos fundamentalmente imparables, ydetener el terrorismo resulta difícil y muy costoso. Hasta que disminuyanlas diferencias de riqueza entre las naciones, la gente seguirá enfermando,emigrando y haciéndose terrorista o apoyando a los terroristas.

La desigualdad no solo se da entre países, sino también dentro de ellos. EnEstados Unidos constituye un problema enorme y creciente: está aumentandola parte de la riqueza nacional que pertenece al 1 por ciento de losestadounidenses más ricos. Las diferencias de riqueza en el seno de lospaíses europeos son menos acusadas, pero no dejan de representar unproblema. Cuando los ciudadanos de las naciones ricas sientan envidia,furia o desesperación, puede que acaben por no ver otra alternativa queamotinarse.

Durante los cuarenta y ocho años que llevo viviendo en Los Ángeles, loshabitantes de las zonas más pobres de la ciudad se han amotinado en dosocasiones. Quizá conozcan esos disturbios: los del barrio de Watts y losdesatados por la absolución de los policías que dieron una paliza a RodneyKing. En general se circunscribieron a las partes más deprimidas de laciudad. Los pobres hirieron y mataron a otros pobres, saquearon y quemaronsus negocios. Pero en los disturbios que desató el juicio de Rodney Kinglos residentes de las zonas ricas de Los Ángeles, como Beverly Hills,tuvieron razones para temer que los revoltosos pobres no se limitaran aactuar en los barrios pobres, sino que se trasladaran a ellas para saqueary matar. ¿Qué podía hacer la policía de Beverly Hills a fin de proteger asus vecinos de un gran número de amotinados?

En realidad no podía hacer mucho. Cortaron las principales vías de BeverlyHills poniendo cinta amarilla para advertir a los amotinados de que nollevaran los desórdenes a ese barrio. Naturalmente, la cinta no los habríadetenido si hubieran intentado entrar en Beverly Hills.

Por fortuna, los disturbios posteriores al juicio de Rodney King acabaronsin que los enfurecidos amotinados intentaran dar rienda suelta a su cóleraen los distritos ricos. Pero no cabe duda de que, si en Estados Unidoscontinúan aumentando las diferencias de riqueza, habrá más disturbios enLos Ángeles y otras ciudades. Cuando eso ocurra, se producirán revueltas enlas que los alborotadores romperán las cintas amarillas de la policía ydescargarán su cólera en los estadounidenses ricos.

Por tanto, en mi opinión la desigualdad entre las naciones y dentro deellas es el segundo gran problema del mundo. No podemos confiar en tener unmundo pacífico y próspero dentro de treinta años (ni siquiera un EstadosUnidos pacífico y próspero) a menos que logremos reducir la desigualdad.Este hecho ha llevado a modificar los objetivos de la ayuda exterior y delos programas destinados a reducir la desigualdad dentro de Estados Unidos.En el pasado esos programas y la ayuda exterior se consideraban actosnobles y desinteresados de generosidad por parte de los ricos, ya fueranpaíses o personas. Hoy en día no son únicamente muestras de generosidad.También constituyen actos egoístas de los ricos, ya sean países o personas,que quieren seguir siéndolo y vivir en paz.

¿Qué podemos hacer para reducir el problema de la desigualdad?

Una respuesta sería: incrementar y mejorar los programas de ayuda exteriora los países pobres y los programas sociales dentro de cada país. Unos yotros se llevan a cabo con buena intención, pero sus resultados suelen serdecepcionantes. Se gasta dinero. La pobreza y la desigualdad persisten. Sinembargo, ha habido programas de ayuda exterior eficaces, como los deIsrael, así como programas sociales eficaces dentro de Estados Unidos y deotros países ricos. No sabemos bien por qué algunos programasbienintencionados de ayuda exterior y sociales son eficaces y por quéotros, igualmente bienintencionados, no lo son.

Otro sector que requiere mayores inversiones y un conocimiento mejor es elde los programas de salud pública. Destinar un poco más de dinero a lasanidad puede reportar grandes beneficios. Pero se dispone de una cantidadlimitada para esos programas. ¿Cuáles son las formas más eficaces de gastarese dinero? Por ejemplo, la malaria es una de las principales enfermedadesen los países tropicales pobres. La Fundación Gates y otras fundaciones ygobiernos cuentan con programas de lucha contra la malaria en África. Lasempresas petroleras con explotaciones en Papúa-Nueva Guinea disponenasimismo de programas para combatirla. Pero no está claro cómo hay quegastar el dinero destinado a la lucha contra la malaria para que reportemejores resultados. ¿Hay que comprar mosquiteras impregnadas en insecticidapara que protejan a la gente mientras duerme? ¿Hay que invertir endispensarios y auxiliares sanitarios (no en médicos, cuya formación resultacostosa) que administren medicamentos antipalúdicos? ¿Hay que fumigar lascasas con insecticida? Para tomar buenas decisiones sanitarias, debemosconocer mejor la economía de la salud pública.

Otro gran problema en que aún hemos de encontrar la manera de afrontarlomejor es la inmigración. Italia, Estados Unidos, Australia y otros paísesricos tienen ante sí el problema de qué hacer con los inmigrantes quetratan de llegar a ellos en barco o por vía terrestre. ¿Hay que interceptarlos barcos para impedir que sus pasajeros desembarquen en nuestras costas ysoliciten asilo? ¿Hay que adoptar la política elegida por Australia, queconsiste en enviar a quienes llegan en barco a desagradables centros deinternamiento? ¿Acaso en Afganistán los potenciales emigrantes oyen hablarde las lamentables condiciones de los centros de internamiento australianosy eso les disuade de intentar emigrar? En California se debate ahora sidebemos dar educación a los inmigrantes ilegales, dejar que se saquen elpermiso de conducir y resignarnos a que se incorporen a la sociedadcaliforniana, o si por el contrario debemos negarnos a que soliciten elcarnet de conducir y luego a dar educación a sus hijos. Es decir, una vezque los inmigrantes ilegales logran llegar a Europa o a Estados Unidos,¿qué hay que hacer con ellos?

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He comenzado este capítulo diciendo que me ocuparía de tres de losprincipales conjuntos de problemas del mundo en cinco mil palabras.Evidentemente, sobre ellos puede decirse mucho más de lo que yo he podidodecir en cinco mil palabras. Por otra parte, está claro que hay otrosproblemas mundiales que merece la pena analizar: no he agotado la lista deproblemas importantes del mundo.

Sin embargo, los tres conjuntos de problemas mencionados afectan a todoslos lectores de este libro. Los tres tienen dimensiones sociales, políticasy económicas. De ahí que sean los conjuntos de problemas a cuya soluciónpodemos contribuir los científicos sociales, los políticos y todos losdemás.

Lecturas complementarias

Para los lectores que deseen saber más sobre los temas tratados en loscapítulos, a continuación propongo unos pocos libros y artículosrelacionados con cada uno. Estas referencias no son en absolutoexhaustivas, sino que pretenden conducir a los lectores interesados afuentes que contienen más información, bibliografías relacionadas con eltema del capítulo, y libros y artículos en los que he profundizado más en la materia.

Prefacio

Capítulos 1 y 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7